22/04/2022

Gloria a nosotros, muerte al enemigo (Yevgeni Bauer, 1914)

Esta es una pequeña película bélica rusa filmada a comienzos de la Gran Guerra. A diferencia del promedio de filmes de aquellos difíciles años, Gloria a nosotros, muerte al enemigo (Slava – nam  smert’ vagram) no es una exaltación de la guerra sino una muestra del sufrimiento y tristeza que causa a soldados y civiles. Su magnífica dirección y desarrollo de personajes la convierte en una de las primeras películas pacifistas de interés. 


Resumen: ALERTA DE SPOILER
En 1914 la joven aristócrata rusa Olga (Dora Tschitorina), conocida por su bondad, entabla amistad con un apuesto oficial del ejército (Ivan Mozzhukhin) que le es presentado por su hermano. La pareja se enamora y deciden casarse, pero la guerra estalla el mismo día que el oficial realiza la petición matrimonial. El novio, el padre y el hermano de Olga parten al frente de batalla. 


Sola, afligida y melancólica, Olga deambula por el bonito parque de su casa como una trágica diva de cine italiano cuestionando su inactividad mientras otras mujeres colaboran en la guerra como enfermeras. La muerte de su madre, que se oponía a su unión al cuerpo de enfermeras de la Cruz Roja, rompe el último lazo de Olga con su antigua vida despreocupada, y entra en servicio. 
El trabajo de curar y vendar a tantos heridos de guerra resulta superior a sus fuerzas y la extenuada Olga sufre pesadillas en las que camina entre los muertos y ve morir a su prometido. Al despertar descubre que parte de la pesadilla es real: Su novio ha sido llevado al hospital con una herida mortal. Reconoce a Olga y la abraza antes de morir. Es la mejor actuación de Mozzhukhin en toda la película.


Buscando una forma de vengar a su amado, Olga ofrece infiltrarse en las filas enemigas para obtener información sobre su avance, pero la oferta es recibida con burla y condescendencia por parte de los altos oficiales al mando. Entonces Olga decide actuar sin intermediarios. Logra entrar como enfermera en el hospital enemigo y llama la atención de un soldado al que debe cuidar. Por una de esas coincidencias que sólo se aceptan al cine muy antiguo, este mismo hombre es encomendado para llevar unos importantes documentos. Antes de partir explica su misión a Olga y le pide una cita. Más tarde la espera con los valiosos documentos asomando oportunamente entre los botones de su guerrera. Ella llega y él besa su mano y le suplica con vehemencia. 


No puedo evitar sentir un poco de lástima por este soldado. He visto demasiadas películas donde la primera reacción de un soldado enemigo ante una mujer es intentar violarla. Aquí el soldado es más real. En el hospital parece verdaderamente interesado en Olga y luego suplica sus favores antes de ponerse violento y tomarla por la cintura. Lo que sigue me dejó perpleja: La dulce Olga se transforma en alguien de temer cuando saca un enorme cuchillo que ocultaba entre sus ropas y lo clava completo en el corazón del soldado, que cae arrastrándola consigo. Ella extrae el cuchillo y al ver que el soldado sigue vivo lo estrangula con sus propias manos hasta desmayarlo. Esto es muy violento y realmente desagradable.
Olga obtiene los documentos y logra regresar con su bando, que la condecora por su acción.


Yevgeni Bauer es un cineasta ruso cuyas obras se han vuelto muy accesibles en los últimos años. El reconocimiento de su absoluta maestría y genialidad en la puesta en escena y el uso de la cámara está llevando a una reescritura de la historia del cine tal y como la conocemos. Por fin el cine ruso anterior a 1920, por años menospreciado frente a la maestría del soviético, está recibiendo la atención que merece y Bauer, quizás el mejor director de la Rusia zarista, ha entrado en la lista de los grandes directores del cine mudo.
En Gloria a nosotros, muerte al enemigo Bauer cuenta la historia a través de Olga. La miseria y el dolor de la guerra se ejemplifican en el sufrimiento que trae a la protagonista, empezando por la soledad. Esto se muestra de un modo bellísimo en la caminata de Olga por el parque de su casa, ahora vacío pero alguna vez sede de bailes, juegos y de su breve historia de amor. En esta parte de la película Olga viste un bonito vestido eduardiano que sirve como muestra de la moda rusa de 1914. La ropa del Imperio Ruso parece haber sido más cómoda y funcional que la de Estados Unidos.


La secuencia correspondiente al trabajo de Olga en el hospital muestra heridos y sangre, y la pesadilla, creada con sobreimpresiones, es oscura y triste, transmitiendo con acierto el mensaje de cuan dolorosas e insensatas son las guerras. Esto se remarca todavía más con la triste muerte del novio de Olga, hecho que la transforma de dulce y bondadosa a implacable ángel vengador. El acuchillamiento y la estrangulación del soldado enemigo son consecuencias de la pérdida de su novio, no un acto patriota. La escena de la muerte del novio y la del ataque al soldado son las más destacadas de la película por su brutalidad e impacto emocional. No se puede sino concluir que, efectivamente, "la guerra es la derrota de la civilización".
Dora Tschitorina gesticula casi un poco más de lo aceptable, pero este solía ser un problema común en los años de transición entre el cine primitivo y el cine mudo moderno. Además el personaje sufre grandes cambios, la mayoría dolorosos, que hacen comprensibles sus exageradas muestras de emoción. El gran Ivan Mozzhukhin está poco tiempo en pantalla pero sus apariciones no pasan desapercibidas. Su personaje comienza como el interés amoroso de Olga para acabar siendo la causa de su feroz resolución final. Ivan se ve muy guapo en las escenas de guerra y también cuando yace moribundo con la camisa abierta. Ambos actores forman una bonita pareja, destacando en sus paseos filmados con mucha delicadeza.
Una obra menor de un cineasta mayor que gana mucho con cada nueva revisión.


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