26/08/2022

Rendición (Edward Sloman, 1927)

El primer y único trabajo hollywoodense del gran actor ruso Ivan Mozzhukhin es una de las películas silentes más desagradables y absurdas que he tenido la mala suerte de ver. La historia de Rendición (Surrender) es un ovación a la idea medieval (Oh, Decameron) de que para conseguir el amor de una mujer sólo se necesita perseguirla y acosarla en plan cacería. También contiene un poco de antisemitismo y la suficiente sordidez como para molestar a cualquier persona dotada de una pizca de sensibilidad. Y para acabar de sepultar la película en un agujero muy profundo, la actriz protagonista carece de dotes actores. 
Si mi resumen comentado a ratos parece algo burlón, es completamente intencional. No pude ser seria con una historia realista tan irreal. 


Resumen: ALERTA DE SPOILER
Lea (Mary Philbin) es hija del rabino Mendel Lyon (Nigel de Brulier), líder espiritual de una aldea judía asentada en la frontera austro-húngara, y está comprometida en matrimonio arreglado con Joshua (Otto Matieson), quien no parece lo bastante listo ni interesante como para conseguir la atención de su linda novia. El rabino es admirado y respetado por su sabiduría y buenas obras, siendo consultado y querido por todos.
Son los inicios de la Primera Guerra Mundial y el peligro ronda. Constantin (Ivan Mozzhukhin), un príncipe ruso y oficial de cosacos, cruza la frontera para cazar ardillas en el bosque. Su perro se separa de él y roba un zapato de Lea, que se había descalzado junto al río. Constantin la descubre y ambos comienzan a conversar en plan flirteo. Estas escenas son muy bonitas y es lamentable que duren tan poco. De haber seguido así Rendición sería una hermosa película.


La sorpresiva llegada del rabino interrumpe la conversación. Éste reconoce las ropas rusas de Constantin y le ordena volver a su país. La reacción es comprensible; los rusos tienen un extenso y triste historial de opresión y persecución contra los judíos.
Constantin pierde su encanto en cuestión de segundos. Se burla del rabino con arrogancia y amenaza con llevarse a Lea mientras esta se limita a mirar en otra dirección como si el asunto no le concerniera en lo absoluto. La cosa no pasa a mayores porque unos oficiales rusos llegan a informar a Constantin que debe tomar la comandancia de un batallón de cosacos. Sólo entonces Lea comprende que realmente ha estado coqueteando con un enemigo, aunque el descubrimiento no impide que observe con nostalgia la partida de Constantin. Es más que claro que la chica se siente atraída por hombres que amenazan con el rapto, así que el pacífico Joshua no tiene la menor oportunidad de llegar a su corazón.  


Algún tiempo después, un ejercito de cientos de cosacos comandados por Constantin invade y toma el lugar. Temiendo por la seguridad de Lea, el rabino la oculta en… la misma casa. Elegir tal escondite es más estúpido que insensato; ese es el primer lugar donde la buscarían. 
El rabino acude al llamado de los oficiales rusos junto a otros notables del pueblo. Al ver a Constantin intenta pasar desapercibido fingiendo sordera cuando se le ordena firmar un documento. Con tan brillante estrategia de camuflaje sólo consigue que Constantin repare en él y lo reconozca. 


El sabio rabino ya cometió dos tonterías pero vendrán más. Asegura desconocer a Constantin y cuando este menciona a Lea, niega tener una hija. Constantin insiste y se invita a casa del rabino junto a tres de sus hombres. Allí ordena registrar la casa, que evidentemente está llena de delatores objetos femeninos, y al final él mismo encuentra a la muchacha. Ella luce un extraño peinado consistente en una gruesa trenza que le atraviesa la cabeza a modo de horrendo tocado. Esta moda no desanima a Constantin, que expulsa a sus hombres y comienza un desagradable cortejo acosador. Se extraña del desprecio de Lea, quien le deja claro que lo odia por ser un cosaco, los perseguidores y asesinos usuales de su pueblo. Constantin parece divertirse de la acusación y pasa a mayores abrazándola por la fuerza. El lenguaje gestual de Mozzhukhin es tan bueno que se puede construir casi toda su respuesta muda a la acusación de Lea. Sería más o menos así:
Constantin: ¿Yo un asesino? ¡Claro que no! ¿Cómo puedes pensar eso? Yo no hago esas cosas. ¿Cómo podría hacerte algo así… a ti? Nunca, a ti sólo te abrazaría… ¿Por qué no quieres que te abrace? Mira, tengo las manos limpias, no te voy a ensuciar, sólo a abrazarte... Así, así; ¡ven acá con tu malvado cosaco acosador! Vamos, no seas tonta, sólo quiero besarte.


Viendo a Constantin ocupado, el rabino alza un cuchillo con intención de matarlo, pero todos son interrumpidos por el pregonero que anuncia el inicio del Sabbat. Lea aprovecha la confusión de Constantin para escapar de su abrazo. Hay un agradable cambio en el tono de la escena y ahora son Mendel y Lea quienes molestan a Constantin sin usar ninguna violencia.
El rabino pone el cuchillo en la mesa y se aparta. El sorprendido cosaco comprende el peligro en que estuvo. ¿Ordena fusilar al rabino por su intención asesina? No; se queda observando con curiosidad el ritual previo a la cena de sus resignados anfitriones. Estos ven que no tiene intención de irse, así que deciden hacerle pasar una mala comida. Primero lo ignoran; después no le sirven vino hasta que lo pide; en vez de pan le dan un pequeño pedazo de corteza; por último le corresponde la cabeza del pescado, la que escudriña con desconfianza en busca de algo comestible. Todo esto es bastante divertido en gran parte gracias al excelente lenguaje corporal de Mozzhukhin. Se ha dicho que la incomodidad del gran actor hacia su desagradable e inconsistente personaje derivó en una caída de su rendimiento actoral, por lo común sobresaliente, pero estoy en desacuerdo con tal afirmación. Constantin es muy antipático y sus acciones son lo suficientemente confusas como para hacer de su interpretación un trabajo más que difícil, sin embargo Ivan Mozzhukhin era un actor de primer nivel, no una celebridad hollywoodense, y pudo conseguirlo. Con su mirada felina y gestos elegantes, Ivan logra que Constantin sea tan real como se pueda. Un tipo rarísimo y retorcido donde los haya, pero lamentablemente el mundo alberga bastantes lunáticos y chiflados.  


Joshua llega y pide ver a su prometida. Ante su timidez y nerviosismo Constantin le pregunta a Lea si lo ama. Ella sufre un repentino ataque de mudez que acentúa las nulas capacidades actorales de Mary Philbin. El rabino explica que es deber de Lea amar a su prometido y Constantin se muestra en desacuerdo. Para él el amor es algo que surge espontáneamente de la nada. Deduzco que este hombre leyó demasiadas novelas baratas o nadie le ha explicado que lo que él considera amor en realidad se llama atracción física o deslumbramiento. El amor no es un deber pero tampoco emerge súbitamente; el cosaco y el rabino están igual de equivocados.  
Constantin decide ser todavía más insufrible y para ello ordena fusilar a Joshua. Ante la intervención del rabino acepta dejarlo vivir si Lea se lo ruega. Esto alivia bastante a Joshua, aunque Lea no da la menor señal de estar dispuesta a ayudarlo. ¿Qué diablos sucede con esta chica? Se entiende que no ama a Joshua y desea librarse del compromiso matrimonial, pero conseguirlo haciendo que fusilen al pobre chico me parece una solución extrema que vuelve a Lea tan inconsistente como Constantin. Después de todo lleva cinco años comprometida con Joshua sin que él se le imponga; como mínimo debiera mostrarle un poco de simpatía e intentar ayudarlo. Joshua estará tan agradecido que le dará lo que ella pida, incluso el rompimiento del compromiso. Sabemos que Constantin no se conformará con una súplica, pero por el momento sólo ha pedido eso y Lea no tiene razón válida para negarse a cumplir un capricho tan infantil. Mas como sigue impávida en medio de la escena, su horrorizado padre le ordena cumplir la condición del cosaco. Ella obedece y entonces Constantin le exige que lo bese. El intertítulo es demasiado explicativo:
''Pon tu cara contra la mía. Bésame.''
Creo que no existe otra forma de besar que uniendo los rostros. No al menos para el tipo de beso que desea Constantin. Lea se niega a pesar de las desesperadas súplicas del aterrorizado Joshua, al que incluso mira con desprecio. Es innegable que al enfatizar tanto en el miedo de Joshua se pretende hacerlo ver como un cobarde, mas creo que cualquiera se comportaría de modo similar si su vida dependiera del capricho de un poderoso.


Constantin pierde la paciencia y antes de marcharse lanza su ultimátum: Quemará la aldea y a todos sus habitantes a menos que Lea se acueste con él esa misma noche. Quedé atónita al llegar a esta parte. ¿Realmente él dijo eso? Tuve que detener la películas y retrocederla unos segundos para cerciorarme de haber leído bien. Sí, lo dijo. No de forma tan directa, pero la intención es la misma. ¿Pero no se supone que Constantin es el galán de la historia? Pues resulta que también es el villano. Imposible, ¿cómo podría ser ambos? Es incongruente y vuelve todo demasiado confuso. ¿Hay que amarlo u odiarlo? No existe respuesta.


La noticia de la amenaza genocida se esparce por la aldea, y los aterrados habitantes exigen al rabino que Lea se sacrifique por su pueblo como hizo Ester. Lea se niega con horror y el rabino los calma recordando a quienes prefirieron la muerte antes que el pecado. Enseguida los cosacos entran en acción obligando a la gente a volver a sus casas. Tapian puertas y ventanas, acumulan paja, encienden antorchas y esperan la orden de los oficiales de Constantin. Esto es realmente horrible porque la gente no tiene la más mínima posibilidad de escapar. Se ven niños llorando tras las ventanas y adultos suplicando con terror. Ahora sólo podemos odiar a Constantin.
Finalmente Lea no soporta más el cruel dilema y va donde Constantin, que la recibe como si acudiera a una cita amorosa y no a un sacrificio. Él despliega encanto y alegría, pero Lea está más impávida y ensimismada que de costumbre. No responde a su plática, se niega a beber y escapa de sus brazos tras un par de besos no deseados. Constantin no comprende el rechazo. En su retorcida mente Lea acudió a él porque lo ama. ¿Qué otra razón tendría para hacerlo? Parece haber olvidado su salvaje amenaza; o quizá para él esas amenazas sean habituales en un cortejo amoroso. Pero entonces ella le explica que sólo está ahí para salvar a su pueblo y Constantin cambia mágicamente. 


Faltan varios segundos de metraje entre tomas a lo largo de toda la película; aquí la ausencia de esos segundos vuelve bastante extraña la escena e incluso hay unas tomas mal montadas: Constantin y Lea están frente a frente en la habitación; enseguida lado a lado en el balcón y otra vez en la habitación antes de volver al balcón. Aunque dudo que el asunto pudiera mejorar ni siquiera con el metraje completo y bien montado. 
Constantin suelta unas líneas cursis sobre la belleza de Lea y el horror de la guerra. Enseguida le dice que puede irse y que siempre la recordará. Aliviada, Lea rompe a llorar de un modo que provoca risa, no empatía. En aquel momento un cosaco informa a Constantin que los austriacos vienen a liberar la aldea; hay que huir de inmediato. Lea accede a dar un beso de despedida a Constantin y entonces descubre que está enamorada de él aunque sea un canalla acosador que la chantajeó sexualmente, y un genocida que acostumbra quemar viva a la gente en sus casas, niños incluidos. Se dice que en gustos no hay nada escrito pero creo que aquí los guionistas se fueron un poco al extremo. Cierto que él es endiabladamente guapo, pero la oscilación entre crueldad y galantería anula todo su atractivo físico. Definitivamente el giro de la historia no se puede tomar con seriedad, es demasiado falso.


Lea esconde a Constantin de los austriacos, que no se molestan en revisar las habitaciones, y acepta su anillo como compromiso matrimonial… Esto se pone cada vez más extraño… Parece que ambos olvidaron todo, incluso el asunto de la religión. Ella es judía y él es cristiano ortodoxo. ¿Quién los casará? ¿Cómo educarán a sus hijos? ¿En que idioma les hablarán? No hay tiempo para pensar en nada porque Joshua entra en la habitación y dispara contra Constantin, hiriéndolo. De alguna manera Lea consigue desarmarlo (otra vez falta metraje) y el cosaco escapa.   
Joshua revela a los demás la traición de Lea y todos acuden a pedir explicaciones al rabino. Lea llega al lugar y de manera muy estúpida confiesa que ama a Constantin y que se casará con él. El furioso rabino la expulsa de su casa y todos se vuelven contra ella, que no comprende la razón de tanto enojo y desprecio. Al igual que Constantin, Lea parece no entender como funcionan las cosas.
Algunos espectadores tienen la errada percepción de que los aldeanos actúan de manera hipócrita al inducir a Lea a ir con Constantin y luego enojarse de que fuera. En realidad la gente no está furiosa por eso sino por el enamoramiento. Que Lea sacrificara su doncellez para salvarlos era aceptable e incluso loable, pero enamorarse del potencial genocida y violador y decidir casarse con él porque le soltó unos versitos baratos, es algo muy diferente. ¿Cómo podrían no enfurecerse con la noticia de que la hija de su líder espiritual ama al mismo hombre que poco antes estaba dispuesto a quemarlos vivos a todos a menos que ella accediera a dejarse violar por él? No hay hipocresía sino una justa cólera que estalla y entonces el pueblo comienza a apedrear a Lea. El rabino interfiere y consigue que lo maten de una pedrada, tan delgado es, pero Lea sobrevive y abandona la aldea.
Años después Constantin regresa. La Revolución le quitó su rango y fortuna y ahora parece ser un campesino. Se reencuentra con Lea en las afueras del cementerio judío y todo está bien. En realidad no; nada de lo sucedido después del primer encuentro de Lea y Constantin tiene el menor sentido, pero así termina.
 
En alguna parte leí que Mary Philbin e Ivan Mozzhukhin se tomaron tal antipatía mientras filmaban Rendición que casi no podían verse. Como ninguno hablaba el idioma del otro imagino que no podían simpatizar en ninguna forma, sin embargo los intensos duelos de miradas entre ambos están entre lo poco bueno de la película. Mary Philbin era una actriz tan limitada que emparejarla con un actor de la talla de Mozzhukhin, que además estaba acostumbrado a trabajar con actrices eficaces, no fue precisamente bueno para su carrera. Y sin embargo el coprotagonista se llevó la peor parte dado lo horrible de su rol. 
Es difícil entender por qué Universal intentó lanzar la carrera hollywoodense de Mozzhukhin poniéndolo en una película tan mala. Se ha llegado a asegurar que la verdadera intención del estudio era destruirlo para así deshacerse de la competencia que significaba para los galanes de Hollywood, pero esto claramente es un absurdo. La estrategia de Hollywood frente a la competencia europea era más sutil: Saqueaba sus cinematografías ofreciendo suculentos contratos a sus estrellas y así, a la vez que minaba el campo enemigo, agregaba talento a su propia industria. El Hollywood de los años 20 estaba lleno de gente que antes triunfó en el viejo mundo: Pola Negri, Victor Sjöström, Ernst Lubitsch, Conrad Veidt, Lars Hanson, Emil Jannings, Greta Garbo, Paul Leni… Ivan Mozzhukhin había triunfado en Rusia y luego, desde Francia, en toda Europa, convirtiéndose en presa codiciada para Hollywood.  
Lo que realmente sucedió fue que el director de Universal, Carl Leammle, se empeñó en filmar una adaptación cinematográfica de una de sus obras teatrales favoritas, Lea Lyon, e impuso al recién contratado Mozzhukhin y a la actriz mimada del estudio. Tener a un actor ruso para interpretar a un cosaco debió aumentar su entusiasmo, porque Rusia estaba de moda debido a la Revolución. Así que contra toda opinión disidente Leammle ordenó la filmación de Rendición. Pero la historia a contar era tan absurda e infame que no resultó y Mozzhukhin regresó a Europa y se unió a la cinematografía alemana.


Rendición cuenta con una hermosa cinematografía y una historia ágil que desagrada y molesta pero no se hace tediosa. Los duelos de miradas entre Mozzhukhin y Philbin son muy tensos, y él, aún interpretando a un tipo demasiado dual, se desempeña muy bien. Su labor aquí nunca está a la altura de sus mejores obras, pero tampoco es una actuación perdida. Un Mozzhukhin regular siempre es mucho mejor que el promedio de los actores silentes. 
Esta fue la tercera película de Mozzhkhin que vi y la primera que vi sólo por él. Mala elección. Pero aunque desprecié y odié a su personaje, no pude evitar sentirme conmovida con su interpretación. Por lo tanto recomiendo Rendición a quien sienta curiosidad por la única y fallida película americana de Mozzhukhin, a sus admiradores dispuestos a ver todas sus películas disponible (aquí entro yo) y, claro, a los masoquistas que gusten de torturarse con historias desagradables.


 

19/08/2022

Las damas de negro de Rudolph Valentino

Al momento de morir, Rudolph Valentino se encontraba en la cima de su éxito como galán exótico. El llamado Amante Latino tenía sólo 31 años y estaba promocionando la que hoy es su película más popular, El hijo del jeque, cuando una pleuritis grave en el pulmón izquierdo, derivada de una peritonitis, acabó con su vida el 23 de agosto de 1926. De inmediato se organizó una campaña publicitaria alrededor de su figura con el fin de extraer cuanta ganancia (en dinero y propaganda) fuera posible del pesar de sus fanáticas. Pagada por los estudios, la prensa hizo correr el rumor (todavía no disipado) de que hubo un par de suicidios, y se dice que un estudio fotográfico vendió por cientos un fotomontaje donde podía verse a Valentino subiendo al cielo. No pude encontrar ninguna imagen que apoyara esa historia.


Pero fue la actriz Pola Negri quien hizo la mejor publicidad. Vestida completamente de luto -traje, abrigo y sombrero con velo  negro- dio la actuación de su vida, con ataque de histeria y desmayo incluidos, asegurando en el velorio que Valentino y ella estaban comprometidos. Incluso se rumoreó que Negri habría contratado a los actores que pretendieron ser una guardia de honor fascista de Camisas Negras enviada por Benito Mussolini, aunque en realidad fueron contratados por la funeraria. 

Pola Negri saliendo del velatorio de Valentino.

Un supuesto facista rindiendo honor ante el féretro de Valentino.

Todo esto se comentó durante largo tiempo y consiguió que Valentino fuera mucho más rentable para los propietarios de sus películas. Sin embargo, lo más recordado respecto a su muerte no se relaciona con fanáticas histéricas buscando cámara, sino con la misteriosa y muy silenciosa aparición de la llamada Dama de Negro, personaje que más de 90 años después sigue leal a la memoria de su ídolo silente.
Todo comenzó en el primer aniversario de la muerte de Valentino. Entre las muchas admiradoras que acudieron aquel día a visitar la tumba del actor, destacó una mujer vestida de luto y con la cara cubierta por un largo velo. La mujer, que nunca se descubrió la cara, dejó una rosa roja como homenaje. La visita se repitió en años posteriores, llamando la atención de la prensa que divulgó la historia y comenzó a especular sobre la identidad de la mujer enlutada. De inmediato algunos postularon a Pola Negri, que a fin de cuentas había asistido al velatorio con un atuendo similar, mas para entonces la actriz había superado su aventura con Valentino: Antes de cumplirse un año de la muerte del actor Negri se casó con Serge Mdivani, un caza fortunas autoproclamado príncipe, y luego se mudó a Alemania por largo tiempo. 
Otros pensaron que la Dama podía ser la actriz Jean Acker, primera esposa de Valentino, que acudía a su tumba arrepentida de haberse negado a consumar el matrimonio. Esta teoría no tenía el menor asidero. Acker se había casado con Valentino para acallar las habladurías sobre su propia sexualidad, mas en la misma noche de bodas comprendió su error y abandonó al enamorado galán dejándolo profundamente abatido.

Jean Acker.

Jean Acker y Valentino.

Incapaz de desvelar el misterio de la identidad de la Dama de Negro, la prensa se acostumbró a esperar sus visitas, que derivaron en un auténtico evento mediático.  Varias mujeres aseguraron ser la Dama de Negro, sin embargo en 1947, harta del acoso de la prensa, la bailarina y violinista Ditra Flame (nacida Ditra Helena Mefford) se reveló como la Dama de Negro quitándose el velo ante las cámaras. Según Flame, a los 14 años sufrió una grave enfermedad y Valentino, amigo de su madre, la visitó en el hospital en varias ocasiones. En una de estas visitas le regaló una rosa roja y le dijo: 
No vas a morir. Vivirás muchos años más. Pero una cosa es segura, si muero antes que tú, por favor ven y quédate conmigo porque no quiero estar solo. Ven y habla conmigo. 
Aunque en su momento la melosa historia se tuvo por verdad, en la actualidad se cree que el asunto inició como una campaña publicitaria ideada por el agente de prensa Russel Birdwell y para la cual Flame, auténtica devota de la figura de Valentino, se prestó con gusto.

Ditra Flame, la Dama de Negro original.


La confesión de Ditra Flame no convenció a todos y en 1951 la prensa postuló como la Dama de Negro a la ex bailarina Marion Kay Benda como colofón a la noticia de su muerte. Benda había mantenido una breve relación con Valentino y en el velatorio de este llegó a asegurar que se habían casado en 1925. Luego agregó a la historia una hija común nacida en Europa que ella habría entregado a una fundación de beneficencia. Nada de esto ha podido comprobarse jamás y la inestabilidad emocional de Benda no hacen fácil confiar en su palabra. En cuanto a que ella fuera la Dama de Negro, nadie sospechó tal cosa hasta que la prensa lo mencionó en su obituario.

Marion Kay Benda.

Ditra Flame siguió visitando la tumba de Valentino hasta el año 1954. Para entonces tenía muchas imitadoras y estas convirtieron el aniversario de la muerte del actor en un auténtico desfile o convención de Damas de Negro muy alejadas del espíritu silencioso y meditativo de la original. 
Regresó en 1966 con motivo del 40 aniversario de la muerte de Valentino, aunque con un vestido azul, y luego continuó su retiro. Este se prolongo hasta 1977, cuando la disminución de Damas de Negro permitió a Flame reanudar sus visitas, ahora prescindiendo del atuendo de viuda. Siguió visitando la tumba hasta 1984, año en que murió en su casa rodeada de material sobre Valentino. Su lápida dice: "Dama de Negro". Años después los objetos personales de Flame, incluido el velo negro y sus diarios de vida, fueron revisados por el curador de un museo. En los diarios se descubrió a una mujer obsesionada con Valentino que dedicó la mayor parte de su vida al culto de su ídolo.


Oficialmente no existe una sucesora de Ditra Flame como Dama de Negro ya que esta nunca pretendió crear un personaje sino serlo. Sin embargo la prensa, y en menor medida los seguidores de Valentino, convirtieron a la Dama de Negro en un elemento inseparable de la figura del actor al insistir en buscar una sucesora entre las Damas con mayor persistencia de visitas a la tumba. 
La segunda Dama de Negro fue la española Estrellita del Regil, quien aseguraba haberse casado con Carlos Gardel luego de compartir cámara con él en la película Tango bar (1935), su único trabajo como actriz. Estrellita inició sus visitas a la tumba de Valentino a comienzos de los 70 como homenaje a su madre, una fanática del actor, y continuó yendo hasta 1993. Tuvo que detener sus visitas por una enfermedad derivada de su avanzada edad.

Estrellita del Regil.

La admiradora Vicki J. Callahan se convirtió en la tercera Dama de Negro oficial no oficial. Callahan lucía un atuendo negro más sofisticado que el de sus predecesoras, y prescindía del sombrero y el velo, sin embargo tal estilo personal no creó escuela y se ignora que fue de ella luego de sus visitas entre finales del siglo XX e inicios del XXI. Su página web sobre Valentino ya no está en funcionamiento, aunque algunas fotografías del actor donadas por ella todavía circulan por la Red.  

Vicky J. Callahan.

En la actualidad la Dama de Negro es la historiadora de cine Karie Bible, quien también es la única guía turística oficial del cementerio Hollywood Forever. Su amor por el viejo cine hollywoodense y la ropa negra en estilo clásico se unen a la perfección para convertirla en la más agradable Dama de Negro moderna.

Karie Bible.

Cada año, en el aniversario de la muerte de Valentino sus admiradores convierten la morada final del actor en un salón de eventos ruidoso y chabacano. Damas de Negro y trajes de 1920 se mezclan con las horrendas vestimentas actuales. Es el momento perfecto para recordar que alguna vez Valentino recibió el homenaje discreto y silencioso de mujeres para quienes él fue importante cada día. Las fieles Damas de Negro, como otras admiradoras de artistas del cine silente, son las últimas románticas del cine. Tal como funciona en la actualidad, el cine no permite la menor ilusión. Sabemos demasiado sobre sus estrellas y trucos como para creer en ellos. Las Damas de Negro nos recuerdan que alguna vez el cine fue mágico y nos permitió soñar con galanes, amores y aventuras, arrancándonos por algunos instantes de nuestras grises existencias. Su homenaje a Rudolph Valentino es también un homenaje a una forma de cine que jamás se repetirá.



12/08/2022

Interacción con animales: 5 momentos inolvidables

Seamos sinceros: Amamos las películas con animales. Sean parte importante de la trama o un agregado más, los animales roban la atención y sus escenas permanecen nítidas en la memoria incluso si el resto de la película se va borrando. De las muchas película vistas en mi infancia hay una de la que sólo recuerdo una escena centrada en un perro negro al que unos chicos disfrazan de anciana en silla de ruedas para hacerlo entrar en un museo que prohíbe las mascotas. Me pregunto de que trataría realmente esa película.


He visto varias películas silentes que incluyen animales en lugares destacados. En Vida de perro (1918) el compañero de infortunios de Chaplin es un simpático perrito que hasta le sirve de almohada. En El hombre que ríe (P. Leni, 1928) esta el perro que personifica al lobo Homo e incluso es acreditado; en Go west (B. Keaton, 1925) se va todavía más lejos: ¡La coprotagonista es la vaca Brown eyes!
Para memorables prefiero las apariciones de animales en películas donde su inclusión es importante pero breve, cumple una función anecdótica o accesoria, o simplemente es irrelevante pero inolvidable. Por ejemplo, el perro marinero en La llamada del mar (H. Szaro, 1927) y el pobre perico ladrón de joyas de El amor de Jeanne Ney (G.W. Pabst, 1927).
Hay muchas escenas y secuencias de interacción humano-animal que se han quedado pegadas en mi memoria. Unas graciosas, otras tiernas y varias muy tristes. Aquí, en orden aleatorio, cinco de esos momentos.
 

1) Miguel Strogoff y su caballo
Película: Miguel Strogoff (Michel Strogoff, Viktor Tourjansky, 1926, Francia).
Huyendo de noche de los malvados tártaros, el correo zarista Miguel Strogoff (Ivan Mozzhukhin) intenta despistarlos saltando de su hermoso caballo blanco al de un tártaro que consiguió matar. Al amanecer, ya sin caballo, logra llegar a Kolyvan y refugiarse en una oficina telegráfica en medio de la nada. Su fiel caballo, que le siguió el rastro durante toda la noche, llega hasta ahí poco antes que los tártaros. Estos bombardean el lugar y el caballo introduce la cabeza por una de las ventanas destruidas. Sorprendido y feliz de recuperar a su caballo, Miguel ignora el caos que lo rodea y abraza la cabeza del animal. Enseguida sale para encontrarse con él. Hay un bonito montaje de Miguel y el caballo mirándose como si realmente pudieran comprenderse. Miguel sonríe con ternura, ajeno a todo menos a su hermoso caballo, pero este gira la cabeza para mirar a la horda tártara que ya está casi sobre ellos, y una bala lo mata. Miguel se deja caer a su lado. Consternado y adolorido, acaricia la cabeza del caballo mientras los tártaros desmontan y avanzan hacia él con sus espadas en alto. Miguel se inclina sobre el caballo sin dejar de acariciarlo y observa a sus enemigos como si recién descubriera su presencia.  
La secuencia es maravillosa. Tiene una gran persecución, algo de humor a cargo de dos personajes secundarios, mucha tensión y ese hermoso, inteligente y fiel caballo blanco. Mozzhukhin es completamente mágico y lindo en toda su interacción con él. Su dolor y aturdimiento final, aun mostrado en pocos segundos, se siente tan genuino que hizo sacudir mi corazón.



2) Homúnculo y su perro
Película: Homúnculo (Homunculus [fragmento], Otto Rippert, 1916, Alemania).
Los habitantes de una ciudad-estado persiguen a Richard Ortmann (Olaf Fönss), el homúnculo, el hombre sin alma creado en un laboratorio, para matarlo por el temor que les inspira. Su fiel San Bernardo, su amigo Rodin y la princesa Illiana se unen a él y todos se ocultan en las ruinas de un castillo árabe. La muchedumbre prende fuego a la entrada y cuando el San Bernardo sale a enfrentarlos, lo matan a pedradas. En otro lado del castillo Homúnculo usa su fuerza sobrehumana para doblar los barrotes de hierro de una ventana, y él y sus amigos humanos consiguen salir a un patio interior. Allí Homúnculo descubre la ausencia de su amigo perruno y no duda en regresar a buscarlo. Encuentra el cadáver del pobre animal tirado en la entrada, y entonces grita y llora maldiciendo al cielo. El humo del incendio pasa sobre él, pero cegado de dolor por la pérdida de su mejor amigo, Homúnculo no lo siente ni ve. Levanta el enorme cadáver y lo lleva hasta el patio interior. Illiana y Rodin son conscientes de su dolor, mas no pueden consolarlo. Homúnculo lleva el perro fuera del castillo y cava una tumba. Llora sobre él y concluye: “Pobre bestia, has pagado tu apego a mí con la vida. Quedarás para siempre en mi recuerdo”. Luego lo entierra y se levanta, todavía herido pero también lleno de odio contra la humanidad.  
Homúnculo es una de esas viejas películas incompletas y borrosas cuyo argumento, decorado, vestuario y actuación la convierten en objeto de fascinación. Todo en ella es irreal, oscuro y atractivo. La amistad entre el protagonista, un hombre artificial condenado a no amar, y el perro vagabundo que acude a su lado sin temor, está entre los elementos más destacados. El San Bernardo se mueve y corre con libertad, lleno de la energía que falta a su compañero. Incluso sube un monte empujado por Illiana. Luego la película se vuelve perturbadora: El cadáver del perro es demasiado realista. ¿Lo mataron para filmar esas escenas? La idea me molesta, así que elijo creer que consiguieron los restos de otro perro o drogaron al del serial.



3) Gunnar y los renos
Película: La saga de Gunnar Hedes (Gunnar Hedes saga, Mauritz Stiller, 1923, Suecia).
Deseando emular a su abuelo, un violinista ambulante que se hizo rico trasladando y vendiendo una manada de renos,  el joven Gunnar (Einar Hanson) decide comprar y llevar sus propios renos hacia el mercado del sur. Acompañado por tres experimentados lapones, Gunnar hace lo posible por controlar su enorme rebaño, pero una tormenta perturba a los animales, y el reno guía intenta escapar. Separado de sus compañeros por un accidente, Gunnar se queda solo con su manada que echa a correr en estampida. El joven se ata a la cintura la cuerda con que sujeta al reno guía, mas el animal se lanza en persecución del grupo arrastrando brutalmente a Gunnar por la nieve a lo largo de varios kilómetros salpicados de piedras. Cuando finalmente los compañeros de Gunnar lo encuentran, el joven ha enloquecido de horror y alucina con un reno negro de astas descomunales.
La de los renos es la secuencia más emocionante de La saga de Gunnar Hedes. En ella Stiller ejemplifica el desorden de ideas de Gunnar a través de un violento y a la vez poético episodio de caos y brutalidad natural. La maestría habitual de Stiller logra que la imagen de cientos de renos corriendo salvajemente en la nieve no se olvide con facilidad.  



4) Susie y su vaca
Película: El corazón leal de Susie (True heart Susie, D.W. Griffith, 1919, Estados Unidos).
Susie (Lillian Gish), una sencilla joven campesina, está apenada porque su amado Bill (Robert Harron) no puede pagar sus estudios en la ciudad y convertirse en un hombre ilustrado. Mientras medita en esto en medio del campo, su vaca Daisy, a la que considera una hermana, se acerca a ella y Susie le comparte sus penas. Luego la besa, abraza su cuello y llora de tristeza al descubrir la solución: Vender a su querida vaca y algunas aves de la granja. Cuando el posible comprador de la vaca se muestra conforme con esta, Susie le hace firmar una promesa escrita de que tratará a Daisy como parte de su familia. El hombre se toma la solicitud con bastante simpatía y la firma sin discutir. Susie besa y abraza la cabeza de Daisy y la deja marchar.
Lillian Gish es demasiado bonita y creible como la pequeña campesina enamorada. La manera en que habla y abraza a la vaca está llena de ternura, y por lo mismo entristece que deba venderla. La relación de ambas es la de dos amigas donde una se ve obligada a engañar a la otra, mas no por ello deja de amarla. Si Susie tuviera opción jamás vendería a Daisy, pero dividida entre su amiga y su gran amor, elige a su amor. 



5) Napoleón y su águila
Película: Napoleón (Napoleon, Abel Gance, 1927, Francia). 
El joven Napoleón Bonaparte (Vladimir Roudenko) es infeliz en el colegio. Su único amigo es un águila, espléndida ave que le fue obsequiada por su tío. El muchacho mantiene al águila en una jaula y acude a alimentarla a diario, siendo estos sus momentos de felicidad. Pero un frío día de invierno dos desagradables chicos que odian a Napoleón liberan al águila y esta vuela fuera del colegio. Al descubrir lo sucedido Napoleón provoca una pelea de almohadas en el dormitorio y como castigo es encerrado en una habitación donde se guarda un cañón. Solo y triste, el chico llora sentado en el cañon mientras afuera nieva copiosamente. El frío se cuela por una ventana abierta, pero Napoleón ni siquiera lo siente. Y entonces el águila regresa. Se posa en un árbol cercano a la ventana y enseguida entra en la habitación, para gozo del muchacho, que acaricia suavemente el húmedo plumaje de su amigo. 
El joven Vladimir Roudenko es grandioso en su papel. Los primeros planos de su rostro bañado en lágrimas conmoverían al más duro. Enternece verlo alimentar al águila y luego su genuina emoción cuando esta regresa. El que sería conocido como "El águila imperial" es mostrado como un joven valeroso y apasionado, pero también solitario, malancólico y a ratos frágil. Su amor hacia el águila humaniza a una figura ya legendaria. 



05/08/2022

El éxito y uno mismo

El éxito es algo muy hermoso para aquellos que tienen la suerte de lograrlo. Incluso con el paso de los años, cuando ya ha quedado atrás, el éxito siempre da un gran consuelo. Pero eso no es todo en la vida: Necesitas ser realmente alguien para ti mismo, no sólo para el público.

Francesca Bertini