19/08/2022

Las damas de negro de Rudolph Valentino

Al momento de morir, Rudolph Valentino se encontraba en la cima de su éxito como galán exótico. El llamado Amante Latino tenía sólo 31 años y estaba promocionando la que hoy es su película más popular, El hijo del jeque, cuando una pleuritis grave en el pulmón izquierdo, derivada de una peritonitis, acabó con su vida el 23 de agosto de 1926. De inmediato se organizó una campaña publicitaria alrededor de su figura con el fin de extraer cuanta ganancia (en dinero y propaganda) fuera posible del pesar de sus fanáticas. Pagada por los estudios, la prensa hizo correr el rumor (todavía no disipado) de que hubo un par de suicidios, y se dice que un estudio fotográfico vendió por cientos un fotomontaje donde podía verse a Valentino subiendo al cielo. No pude encontrar ninguna imagen que apoyara esa historia.


Pero fue la actriz Pola Negri quien hizo la mejor publicidad. Vestida completamente de luto -traje, abrigo y sombrero con velo  negro- dio la actuación de su vida, con ataque de histeria y desmayo incluidos, asegurando en el velorio que Valentino y ella estaban comprometidos. Incluso se rumoreó que Negri habría contratado a los actores que pretendieron ser una guardia de honor fascista de Camisas Negras enviada por Benito Mussolini, aunque en realidad fueron contratados por la funeraria. 

Pola Negri saliendo del velatorio de Valentino.

Un supuesto facista rindiendo honor ante el féretro de Valentino.

Todo esto se comentó durante largo tiempo y consiguió que Valentino fuera mucho más rentable para los propietarios de sus películas. Sin embargo, lo más recordado respecto a su muerte no se relaciona con fanáticas histéricas buscando cámara, sino con la misteriosa y muy silenciosa aparición de la llamada Dama de Negro, personaje que más de 90 años después sigue leal a la memoria de su ídolo silente.
Todo comenzó en el primer aniversario de la muerte de Valentino. Entre las muchas admiradoras que acudieron aquel día a visitar la tumba del actor, destacó una mujer vestida de luto y con la cara cubierta por un largo velo. La mujer, que nunca se descubrió la cara, dejó una rosa roja como homenaje. La visita se repitió en años posteriores, llamando la atención de la prensa que divulgó la historia y comenzó a especular sobre la identidad de la mujer enlutada. De inmediato algunos postularon a Pola Negri, que a fin de cuentas había asistido al velatorio con un atuendo similar, mas para entonces la actriz había superado su aventura con Valentino: Antes de cumplirse un año de la muerte del actor Negri se casó con Serge Mdivani, un caza fortunas autoproclamado príncipe, y luego se mudó a Alemania por largo tiempo. 
Otros pensaron que la Dama podía ser la actriz Jean Acker, primera esposa de Valentino, que acudía a su tumba arrepentida de haberse negado a consumar el matrimonio. Esta teoría no tenía el menor asidero. Acker se había casado con Valentino para acallar las habladurías sobre su propia sexualidad, mas en la misma noche de bodas comprendió su error y abandonó al enamorado galán dejándolo profundamente abatido.

Jean Acker.

Jean Acker y Valentino.

Incapaz de desvelar el misterio de la identidad de la Dama de Negro, la prensa se acostumbró a esperar sus visitas, que derivaron en un auténtico evento mediático.  Varias mujeres aseguraron ser la Dama de Negro, sin embargo en 1947, harta del acoso de la prensa, la bailarina y violinista Ditra Flame (nacida Ditra Helena Mefford) se reveló como la Dama de Negro quitándose el velo ante las cámaras. Según Flame, a los 14 años sufrió una grave enfermedad y Valentino, amigo de su madre, la visitó en el hospital en varias ocasiones. En una de estas visitas le regaló una rosa roja y le dijo: 
No vas a morir. Vivirás muchos años más. Pero una cosa es segura, si muero antes que tú, por favor ven y quédate conmigo porque no quiero estar solo. Ven y habla conmigo. 
Aunque en su momento la melosa historia se tuvo por verdad, en la actualidad se cree que el asunto inició como una campaña publicitaria ideada por el agente de prensa Russel Birdwell y para la cual Flame, auténtica devota de la figura de Valentino, se prestó con gusto.

Ditra Flame, la Dama de Negro original.


La confesión de Ditra Flame no convenció a todos y en 1951 la prensa postuló como la Dama de Negro a la ex bailarina Marion Kay Benda como colofón a la noticia de su muerte. Benda había mantenido una breve relación con Valentino y en el velatorio de este llegó a asegurar que se habían casado en 1925. Luego agregó a la historia una hija común nacida en Europa que ella habría entregado a una fundación de beneficencia. Nada de esto ha podido comprobarse jamás y la inestabilidad emocional de Benda no hacen fácil confiar en su palabra. En cuanto a que ella fuera la Dama de Negro, nadie sospechó tal cosa hasta que la prensa lo mencionó en su obituario.

Marion Kay Benda.

Ditra Flame siguió visitando la tumba de Valentino hasta el año 1954. Para entonces tenía muchas imitadoras y estas convirtieron el aniversario de la muerte del actor en un auténtico desfile o convención de Damas de Negro muy alejadas del espíritu silencioso y meditativo de la original. 
Regresó en 1966 con motivo del 40 aniversario de la muerte de Valentino, aunque con un vestido azul, y luego continuó su retiro. Este se prolongo hasta 1977, cuando la disminución de Damas de Negro permitió a Flame reanudar sus visitas, ahora prescindiendo del atuendo de viuda. Siguió visitando la tumba hasta 1984, año en que murió en su casa rodeada de material sobre Valentino. Su lápida dice: "Dama de Negro". Años después los objetos personales de Flame, incluido el velo negro y sus diarios de vida, fueron revisados por el curador de un museo. En los diarios se descubrió a una mujer obsesionada con Valentino que dedicó la mayor parte de su vida al culto de su ídolo.


Oficialmente no existe una sucesora de Ditra Flame como Dama de Negro ya que esta nunca pretendió crear un personaje sino serlo. Sin embargo la prensa, y en menor medida los seguidores de Valentino, convirtieron a la Dama de Negro en un elemento inseparable de la figura del actor al insistir en buscar una sucesora entre las Damas con mayor persistencia de visitas a la tumba. 
La segunda Dama de Negro fue la española Estrellita del Regil, quien aseguraba haberse casado con Carlos Gardel luego de compartir cámara con él en la película Tango bar (1935), su único trabajo como actriz. Estrellita inició sus visitas a la tumba de Valentino a comienzos de los 70 como homenaje a su madre, una fanática del actor, y continuó yendo hasta 1993. Tuvo que detener sus visitas por una enfermedad derivada de su avanzada edad.

Estrellita del Regil.

La admiradora Vicki J. Callahan se convirtió en la tercera Dama de Negro oficial no oficial. Callahan lucía un atuendo negro más sofisticado que el de sus predecesoras, y prescindía del sombrero y el velo, sin embargo tal estilo personal no creó escuela y se ignora que fue de ella luego de sus visitas entre finales del siglo XX e inicios del XXI. Su página web sobre Valentino ya no está en funcionamiento, aunque algunas fotografías del actor donadas por ella todavía circulan por la Red.  

Vicky J. Callahan.

En la actualidad la Dama de Negro es la historiadora de cine Karie Bible, quien también es la única guía turística oficial del cementerio Hollywood Forever. Su amor por el viejo cine hollywoodense y la ropa negra en estilo clásico se unen a la perfección para convertirla en la más agradable Dama de Negro moderna.

Karie Bible.

Cada año, en el aniversario de la muerte de Valentino sus admiradores convierten la morada final del actor en un salón de eventos ruidoso y chabacano. Damas de Negro y trajes de 1920 se mezclan con las horrendas vestimentas actuales. Es el momento perfecto para recordar que alguna vez Valentino recibió el homenaje discreto y silencioso de mujeres para quienes él fue importante cada día. Las fieles Damas de Negro, como otras admiradoras de artistas del cine silente, son las últimas románticas del cine. Tal como funciona en la actualidad, el cine no permite la menor ilusión. Sabemos demasiado sobre sus estrellas y trucos como para creer en ellos. Las Damas de Negro nos recuerdan que alguna vez el cine fue mágico y nos permitió soñar con galanes, amores y aventuras, arrancándonos por algunos instantes de nuestras grises existencias. Su homenaje a Rudolph Valentino es también un homenaje a una forma de cine que jamás se repetirá.



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