Protociencia ficción en el cine primitivo
Antes de que en 1926 Hugo Gernsback acuñara el término "ciencia
ficción" poniéndolo en la portada de la revista Amazing Stories, las
narraciones que hoy conocemos con ese nombre eran llamadas "romances científicos". Una de las variantes más
populares de esta protociencia ficción fue el "romance interplanetario", un precursor de la space opera que narraba viajes fuera de la tierra y alucinantes historias
sobre los habitantes del espacio. Siendo el cine primitivo un espectáculo popular, no es de extrañar
entonces que su primera gran obra tratara sobre un viaje a la Luna.
Mágica antes que científica, El viaje a la Luna (1902) es una
pequeña joya cuyo detallismo y variedad de decorados y accesorios impresiona
incluso hoy. La nave espacial en forma de bala encajada en un ojo de la luna es
una de las imágenes más famosas y reconocibles del cine. Fue con esta pequeña
gran película que Georges Méliès sentó las bases de la protociencia ficción cinematográfica
del resto de la década. El viaje espacial, a la Luna, Marte e incluso las estrellas,
fue presentado en varias películas, algunas plagios o imitaciones de la obra de
Méliès, otras su descendencia natural. Dado que en estas películas el viaje no se limita a los planetas y en ocasiones sólo se realiza mediante estudios con telescopios, nos encontramos ante una variante del romance interplanetario. Este subgénero cinematográfico de corta duración nunca recibió un nombre propio, así que me tomo la atribución de bautizarlo como "romance espacial".
La fantasía, magia, humor e inventiva de tales películas es fascinante. Todas comparten una visión fantástica de los
viajes espaciales, pero en especial de los habitantes del cosmos. Los astros y
cuerpos celestes se presentan como antropomórficos: Las estrellas son mujeres atractivas
vestidas de forma atrevida, la luna llena es un sonriente rostro masculino y la
media luna es una mujer hermosa recostada entre los cuernos del satélite. También
se acortan las distancias: Los planetas están al alcance de la mano; los
viajeros pasean por los anillos de Saturno y un humano y una marciana se comprometen
por telégrafo.
No son películas que puedan describirse con facilidad, hay que
verlas, así que de más a menos, aquí hay 10 romances espaciales para alucinar
con los componentes de la galaxia.
1) Un matrimonio interplanetario
(Enrico Novelli, 1910,
Italia).
Adorable comedia amorosa sobre un astrónomo que se enamora locamente
de una mujer marciana, siendo correspondido con igual pasión. La pareja se
comunica por un telégrafo cuyas ondas viajan por el espacio como una hermosa corriente
de letras. El amor supera la distancia y los enamorados se reúnen en la Luna
para casarse.
La película cuenta con un hermoso, elegante y divertido diseño de
producción. El de Marte, con hongos y una ciudad naif de cartón piedra, se
repetiría durante muchos años en varias películas de serie B.
2) Viaje alrededor de una estrella (Voyage autour d’une
étiole, Gaston Velle, 1906, Francia).
En esta sorprendente comedia un
anciano astrónomo enamorado de las estrellas logra llegar hasta ellas usando
como vehículo estelar una gigantesca pompa de jabón. La reina de las estrellas lo
recibe en su palacio con forma de lucero y coquetea con él, pero la llegada del
celoso marido interrumpe la diversión. El final es hilarante y oscuro a la vez,
un probable guiño loco a los desenlaces de las novelas románticas.
3) Un viaje a Júpiter
(Le voyage sur Jupiter, Segundo
de Chomón, 1909, Francia).
Un rey obsesionado con la astronomía sueña que llega
a Júpiter ascendiendo por una escalera de cuerda. Una vez allí sus planes de
conquista son frustrados por el poderoso rey del planeta, quien le hace ver que
para llegar al cielo se necesita algo más que una escalera larga. Al final el
pobre astrónomo paga por el mal sueño del rey.
El diseño y hermoso entintado acentúan
con creces lo onírico e irreal de esta simpática historia.
(The '?' motorist, Walter R. Booth,
1906, Inglaterra).
Disparatada comedia donde una pareja perseguida por la
policía huye conduciendo su mágico automóvil hasta la Luna. El conductor circunda
al paciente satélite, salta a los anillos de Saturno y cae de regreso a la Tierra, donde la persecución continúa.
Más
corta, sencilla y retorcida que las películas francesas, esta pequeña cinta
británica también se distingue por usar el paisaje urbano real mezclado con otro
fantástico. Posiblemente la primera y única comedia de persecuciones con
elementos de ciencia ficción espacial.
(A trip to Mars, Ashley Miller,
1910, Estados Unidos).
Un científico descubre la gravedad inversa y la usa para
elevarse hasta Marte. Allí encuentra unos curiosos árboles con cabezas humanas
y por poco es devorado por un monstruoso marciano gigante que no desentonaría para
nada en un filme de terror satánico.
Extraña película del estudio de Edison
posiblemente inspirada en Los primeros hombres en la luna de H.G. Wells.
(Rêve á la luna, Gaston Velle y
Ferdinand Zecca, 1905, Francia).
Un borracho sin remedio delira con botellas de
vino gigantes bailando a su alrededor y luego sueña que increpa duramente a la Luna al suponer que se burla de él. Una tormenta de viento lo arroja hacia el satélite
y este lo traga y luego lo escupe de vuelta a la tierra.
Curioso y divertido
mensaje sobre los peligros de la embriaguez extrema.
(Clair de Lune espagnol, Émile
Cohl y Étienne Arnaud, 1909, Francia).
El español Pedro decide suicidarse
arrojándose por la ventana pero es capturado por una "máquina voladora" y
llevado a un balcón en el espacio. Allí ataca a la Luna hasta dejarla malherida,
provocando la indignación de la reina de las estrellas, que lo lleva a juicio.
Tras unas cuantas situaciones descabelladas Pedro es arrojado de vuelta a la
Tierra.
Insólita película codirigida por Émile Cohl, el padre de los dibujos
animado, que mezcla imagen real con animación de un modo muy logrado.
8) El sueño de un fumador de opio (Le rêve d’un femeur
d’opium, Georges Méliès, 1908, Francia).
En un fumadero de opio, un adicto
sueña que la Luna roba su jarra de cerveza. El hombre invita a la Luna a su
casa con la intención de seducirla, pero ella se burla de él con su poder de
cambiar de forma.
Comedia ligera cuyo abrupto final arruina un poco la historia.
9) Un gran descubrimiento
(Une grande découverte, director
desconocido, 1905, Francia).
El nieto de un astrónomo decide jugarle una broma poniendo
a su gato frente al telescopio que apunta hacia la luna. El maravillado
astrónomo invita a unos colegas a ver al gato selenita, y entonces la broma se
vuelve burla con el chico exhibiendo su larga lengua frente al telescopio. Descubierto,
recibe su merecido por burlarse de tan importantes personajes.
La imagen del
gato y la luna se repite hasta hoy en múltiples formas.
10) Excursión a la Luna
(Excursion dans la lune,
Segundo de Chomón, 1908, Francia).
Copia desvergonzada y algo cansina de la
obra de Méliès, aunque consigue algunos momentos memorables: La Luna vomitando
después de tragarse la nave; mejor trato a los selenitas, nada de
matarlos a paraguazos y exhibirlos en desfiles; una princesa lunar que parte voluntariamente a la Tierra. Sin embargo es imperdonable que reemplazara a las encantadoras chicas en pantalón corto por un rígido ejército masculino.
Si bien no todos pueden disfrutar de un cine tan antiguo, recomiendo
la revisión de estas películas al menos como curiosidad. Su duración oscila
entre los tres y los trece minutos, así que no son un gran desafío para los
reacios.
El cine anterior a 1910 está fuera de mi línea de interés e incluso me
cuesta un poco visualizar películas de antes de 1915, sin embargo disfruté viendo estas
pequeñas obras primitivas por su inventiva, humor y toneladas de magia.