Llegó el momento de hablar del diablo. Halloween suele ignorarlo un tanto en favor de brujas, vampiros y zombis, así que haré lo contrario y me centraré en él. Pero antes:
Desde que en 1896 Georges Méliès hizo debutar al diablo en el cine con
la película La mansión del diablo, el maligno personaje ha estado
presente en una larga lista de filmes de diversa temática, calidad e intención.
Esto no fue una excepción en la etapa silente, donde varios diablos destacaron
por derecho propio, ya fuera como villanos o alivio cómico. Algunos tuvieron un
papel primordial y otros realizaron apariciones menores y hasta anecdóticas, sin
embargo su aspecto y 'diabluras' los hicieron inolvidables.
13) Reinhold Schünzel como el diablo en Historias tenebrosas
11) Carl Schenstrøm como el diablo en Hacia la luz
10) Conrad Veidt como el diablo en Kurfürstendamm
06) Werner Krauss como Scapinelli en El estudiante de Praga
Einar Rød como Söfren en La viuda del párroco
Esta fue una selección de diablos de todos los gustos, estilos y nacionalidades. Algunos los conocí hace ya varios años, otros más recientemente. Espero ir conociendo muchos más y asustarme con ellos.
De menos a más, la siguiente lista presenta a los 13 diablos más
memorables del cine silente. No los mejores sino los que me impresionaron más. Dado
que varios diablos repiten aparición, mencionaré al actor interprete antes que al
personaje. ¿Y por
qué 13? Porque es un número con una fama muy diabla.
(Unheimliche
geschichten, Richard Oswald, 1919, Alemania).
En una vieja librería, las figuras de El Diablo, La Muerte (Conrad Veidt) y La Prostituta (Anita Berber) escapan de los cuadros que los representan. El Diablo y La Muerte cortejan a La Prostituta, que elige al segundo. Tras darle un buen susto al librero, los tres se dedican a leer las historias de terror que conforman la película.
Cejas negras, entradas pronunciadas y cabello oscuro cayendo en punta sobre la frente son las características más notables de este diablo risueño y aficionado a la lectura que además suelta vapor por la boca y lleva la cola doblada.
En una vieja librería, las figuras de El Diablo, La Muerte (Conrad Veidt) y La Prostituta (Anita Berber) escapan de los cuadros que los representan. El Diablo y La Muerte cortejan a La Prostituta, que elige al segundo. Tras darle un buen susto al librero, los tres se dedican a leer las historias de terror que conforman la película.
Cejas negras, entradas pronunciadas y cabello oscuro cayendo en punta sobre la frente son las características más notables de este diablo risueño y aficionado a la lectura que además suelta vapor por la boca y lleva la cola doblada.
(Satanas, Friedrich
Wilhelm Murnau, 1920, Alemania).
Después de interpretar a La Muerte para Oswald, el gran Conrad Veidt interpretó al diablo para Murnau. Lamentablemente la película se considera perdida y los datos conservados son contradictorios. Se sabe que estaba conformada por tres historias independientes ambientadas respectivamente en el antiguo Egipto, la Roma de los Borgia y el mundo contemporáneo. En todas aparecía un personaje secundario que en realidad era el demonio intentando destruir a los protagonistas. Las pocas imágenes existentes de este diablo disfrazado de hombre muestran a un joven guapo y anguloso que no provoca exactamente miedo.
Después de interpretar a La Muerte para Oswald, el gran Conrad Veidt interpretó al diablo para Murnau. Lamentablemente la película se considera perdida y los datos conservados son contradictorios. Se sabe que estaba conformada por tres historias independientes ambientadas respectivamente en el antiguo Egipto, la Roma de los Borgia y el mundo contemporáneo. En todas aparecía un personaje secundario que en realidad era el demonio intentando destruir a los protagonistas. Las pocas imágenes existentes de este diablo disfrazado de hombre muestran a un joven guapo y anguloso que no provoca exactamente miedo.
Revisen
los arcones de su sótano y el granero del bisabuelo, nunca se sabe donde podría
aparecer una película dada por perdida.
11) Carl Schenstrøm como el diablo en Hacia la luz
(Mod
lyset, Holger-Madsen, 1919, Dinamarca).
La hermosa, egoísta y superficial aristócrata Ysabel (Asta Nielsen) encuentra la fe y el amor gracias al predicador Elias Renato (Alf Blütecher). Antes de convertirse Ysabel intenta seducir a Elias con su belleza y fortuna, mas él vence la tentación recordando cómo Jesús resistió a Satanás en el desierto.
La hermosa, egoísta y superficial aristócrata Ysabel (Asta Nielsen) encuentra la fe y el amor gracias al predicador Elias Renato (Alf Blütecher). Antes de convertirse Ysabel intenta seducir a Elias con su belleza y fortuna, mas él vence la tentación recordando cómo Jesús resistió a Satanás en el desierto.
La
tentación de Jesús se escenifica con un diablo bastante parecido a Mefisto, el
demonio más famoso del folklore alemán. Es flaco, tiene la nariz y
las orejas puntiagudas, pequeños cuernos, y va envuelto en una enorme capa
oscura que el viento agita con dramatismo exhibiendo sus piernas desnudas. La
breve escena está fotografiada y encuadrada con gran belleza y poesía. Interesante
película sobre fe y redención.
10) Conrad Veidt como el diablo en Kurfürstendamm
(Richard
Oswald, 1920, Alemania).
Otro diablo de Veidt que sólo ha sobrevivido en fotografías. Por lo que se conoce de la trama la película pudo haber sido una comedia: El diablo abandona el infierno y se instala en una pensión de Kurfürstendamm (una popular calle berlinesa), lugar de donde parecen venir la mayoría de los condenados. Allí traba conocimiento con tres chicas interpretadas por Asta Nielsen; luego se convierte en empresario cinematográfico y actor. En un recorrido por los bajos fondos el diablo es asaltado en un callejón, situación que lo convence de regresar al infierno, un sitio mucho mejor.
Esta vez el diablo tuvo cuernos, cola y entradas profundas, pero también adquirió una agradable apariencia humana. El elenco incluía a Erna Morena, Rosa Valetti y Theodor Loos.
Otro diablo de Veidt que sólo ha sobrevivido en fotografías. Por lo que se conoce de la trama la película pudo haber sido una comedia: El diablo abandona el infierno y se instala en una pensión de Kurfürstendamm (una popular calle berlinesa), lugar de donde parecen venir la mayoría de los condenados. Allí traba conocimiento con tres chicas interpretadas por Asta Nielsen; luego se convierte en empresario cinematográfico y actor. En un recorrido por los bajos fondos el diablo es asaltado en un callejón, situación que lo convence de regresar al infierno, un sitio mucho mejor.
Esta vez el diablo tuvo cuernos, cola y entradas profundas, pero también adquirió una agradable apariencia humana. El elenco incluía a Erna Morena, Rosa Valetti y Theodor Loos.
A escarbar el suelo del viejo molino,
quizás aparezca una lata con una copia de Kurfürstendamm.
(Buster Keaton,
1925, Estados Unidos).
Este es un diablo muy circunstancial. Sin Amigos, un solitario vaquero al servicio de un ganadero, necesita reunir las vacas de su patrón que están causando estragos en las calles de Los Ángeles. Buscando una forma de atraerlas no se le ocurre mejor idea que disfrazarse de diablo rojo y hacer que lo sigan. Acaba provocando una estampida que deviene en caos al llegar la policía y los bomberos. La vaca Ojos Castaños, única amiga de Sin Amigos, acude al rescate y el vaquero guía la manada montado sobre su lomo.
La secuencia es divertidísima y está llena de grandes momentos: Un policía intenta detener a Sin Amigos cogiéndolo por la cola del disfraz; un borracho se para a dirigir el tránsito; un ricachón recibe un baño inesperado en su automóvil… Aunque el diablo es sólo una solución desesperada, su aparición no es fácil de olvidar. Además, ejemplifica muy bien el curioso surrealismo de Keaton: ¿Quién más que él incluiría un gran chiste sobre el color rojo en una película en blanco y negro? Mi favorita del gran cómico.
Este es un diablo muy circunstancial. Sin Amigos, un solitario vaquero al servicio de un ganadero, necesita reunir las vacas de su patrón que están causando estragos en las calles de Los Ángeles. Buscando una forma de atraerlas no se le ocurre mejor idea que disfrazarse de diablo rojo y hacer que lo sigan. Acaba provocando una estampida que deviene en caos al llegar la policía y los bomberos. La vaca Ojos Castaños, única amiga de Sin Amigos, acude al rescate y el vaquero guía la manada montado sobre su lomo.
La secuencia es divertidísima y está llena de grandes momentos: Un policía intenta detener a Sin Amigos cogiéndolo por la cola del disfraz; un borracho se para a dirigir el tránsito; un ricachón recibe un baño inesperado en su automóvil… Aunque el diablo es sólo una solución desesperada, su aparición no es fácil de olvidar. Además, ejemplifica muy bien el curioso surrealismo de Keaton: ¿Quién más que él incluiría un gran chiste sobre el color rojo en una película en blanco y negro? Mi favorita del gran cómico.
(Der
student von Prag, Stellan Rye, 1913, Alemania).
Bajo la forma del prestamista Scapinelli, el diablo compra al estudiante Balduin (Paul Wegener) el reflejo de su figura en el espejo. A partir de ahí el reflejo sigue a Balduin por toda Praga, volviendo su vida insoportable.
Scapinelli es un diablo inusual. Tiene nombre italiano pero visualmente parece un tortuoso estereotipo de usurero judío de mediana edad. En la presentación de personajes lleva un cuervo sobre el hombro, ave de profundas connotaciones oscuras, evidenciando que no es quien aparenta. Después, cuando saca el reflejo del interior del espejo, no queda ninguna duda, ¿qué hombre podría hacer eso? Al final, muerto Balduin, Scapinelli se burla de él de un modo simplemente estremecedor. Un diablo perverso y ambiguo para una película totalmente imprescindible.
Bajo la forma del prestamista Scapinelli, el diablo compra al estudiante Balduin (Paul Wegener) el reflejo de su figura en el espejo. A partir de ahí el reflejo sigue a Balduin por toda Praga, volviendo su vida insoportable.
Scapinelli es un diablo inusual. Tiene nombre italiano pero visualmente parece un tortuoso estereotipo de usurero judío de mediana edad. En la presentación de personajes lleva un cuervo sobre el hombro, ave de profundas connotaciones oscuras, evidenciando que no es quien aparenta. Después, cuando saca el reflejo del interior del espejo, no queda ninguna duda, ¿qué hombre podría hacer eso? Al final, muerto Balduin, Scapinelli se burla de él de un modo simplemente estremecedor. Un diablo perverso y ambiguo para una película totalmente imprescindible.
(Häxan, Benjamin Christensen, 1922, Dinamarca
y Suecia).
Impresionante y didáctico documental acerca de la brujería, con un
complejo y magnífico despliegue técnico para las recreaciones de aquelarres,
torturas y juicios a supuestas brujas. El director se reserva el papel del
diablo, que contiene todas las características clásicas del mito cristiano
popular: Cuernos, cola, vientre abultado, garras, lascivia… Es un demonio
aterrador que alcanza altas cuotas de molestia y desagrado, a la vez que
ejemplifica la oscuridad, maldad e ignorancia del propio ser humano. Película obligada
para todo cinéfilo.
06) Werner Krauss como Scapinelli en El estudiante de Praga
(Der
student von Prag, 1926, Henrik Galeen, Alemania).
El primer remake de la magnífica película de Stellan Rye brilla con luz propia gracias a su elenco y dirección. Conrad Veidt toma el papel del pobre estudiante Balduin y Werner Krauss el del falso prestamista Scapinelli que lo engaña para quedarse con el reflejo de su imagen. Krauss da a su personaje unas características siniestras incluso más marcadas que en la versión de 1913. Su risa grotesca y los poderes sobrenaturales con que provoca el accidente de la sosa condesa Margit (Ágnes Esterhazy) y hace aparecer una montaña de dinero, sorprenden y asustan por igual. Hermosa película que cierra simbólicamente el cine expresionista.
El primer remake de la magnífica película de Stellan Rye brilla con luz propia gracias a su elenco y dirección. Conrad Veidt toma el papel del pobre estudiante Balduin y Werner Krauss el del falso prestamista Scapinelli que lo engaña para quedarse con el reflejo de su imagen. Krauss da a su personaje unas características siniestras incluso más marcadas que en la versión de 1913. Su risa grotesca y los poderes sobrenaturales con que provoca el accidente de la sosa condesa Margit (Ágnes Esterhazy) y hace aparecer una montaña de dinero, sorprenden y asustan por igual. Hermosa película que cierra simbólicamente el cine expresionista.
(Satana
likuyushchiy, Yakov Protazanov, 1917, Rusia).
Fingiendo ser un viajero cojo, Satanás pide hospedaje en casa del estricto, lúgubre y represor pastor Talnoks (Ivan Mozzhukhin), quien vive en compañía de su cuñada Esfir (Nathalie Lissenko) y del marido de esta, Pavel (Pavel Pavlov). Satanás tienta a Talnoks y Esfir con música y frases equívocas hasta hacerlos caer en un adulterio que tendrá como consecuencia un apuesto y dulce hijo, Sandro (Ivan Mozzhukhin), pero también muerte y dolor.
Sin necesidad de cuernos ni peinado mefistofélico, el diablo ruso consigue alarmar con sus dotes musicales y una sonrisa insinuante y burlona que a ratos logra aterrar. Película interesante y muy bien actuada.
Fingiendo ser un viajero cojo, Satanás pide hospedaje en casa del estricto, lúgubre y represor pastor Talnoks (Ivan Mozzhukhin), quien vive en compañía de su cuñada Esfir (Nathalie Lissenko) y del marido de esta, Pavel (Pavel Pavlov). Satanás tienta a Talnoks y Esfir con música y frases equívocas hasta hacerlos caer en un adulterio que tendrá como consecuencia un apuesto y dulce hijo, Sandro (Ivan Mozzhukhin), pero también muerte y dolor.
Sin necesidad de cuernos ni peinado mefistofélico, el diablo ruso consigue alarmar con sus dotes musicales y una sonrisa insinuante y burlona que a ratos logra aterrar. Película interesante y muy bien actuada.
(Blade
af satans bog, Carl Theodor Dreyer, 1921, Dinamarca).
Por orden divina Satán debe tentar gente a lo largo de la historia. Si logra derribar a alguien su condena eterna será aumentada, si no lo consigue la condena se reducirá. Se muestran cuatro formas humanas adoptadas por Satán para engañar a potenciales víctimas. Primero la de un fariseo para tentar a Judas; luego la de un inquisidor para engañar a un monje; después la de un jacobino para derribar a los aristócratas durante la Revolución Francesa; por último toma la apariencia de un monje ruso para intentar perder a una joven soldado del ejército blanco.
Satán se esfuerza en cumplir su trabajo, pero al conseguir la caída de sus víctimas experimenta remordimientos y pesar, lamentando haber triunfado. Es un Satán que anhela la redención y la gracia divina, cada vez más lejanas para él. Sobresaliente película de uno de los maestros indiscutidos del séptimo arte.
Por orden divina Satán debe tentar gente a lo largo de la historia. Si logra derribar a alguien su condena eterna será aumentada, si no lo consigue la condena se reducirá. Se muestran cuatro formas humanas adoptadas por Satán para engañar a potenciales víctimas. Primero la de un fariseo para tentar a Judas; luego la de un inquisidor para engañar a un monje; después la de un jacobino para derribar a los aristócratas durante la Revolución Francesa; por último toma la apariencia de un monje ruso para intentar perder a una joven soldado del ejército blanco.
Satán se esfuerza en cumplir su trabajo, pero al conseguir la caída de sus víctimas experimenta remordimientos y pesar, lamentando haber triunfado. Es un Satán que anhela la redención y la gracia divina, cada vez más lejanas para él. Sobresaliente película de uno de los maestros indiscutidos del séptimo arte.
(Rapsodia
satanica, Nino Oxilia, 1917, Italia).
Mefisto concede la juventud a la anciana condesa Alba (Lyda Borelli) a condición de que nunca se enamore. Ella, digna representante de la diva del cine italiano, no puede evitar caer perdida, atormentada y desesperadamente enamorada del joven Tristano (Andrea Habay).
El diablo alemán se da un paseo por Italia casi sin cambiar su imagen característica: Cejas rectas, nariz ganchuda y un manto de un precioso rojo oscuro cortesía del poético entintado. También posee algo de picardía y una crueldad tortuosa rematada cuando engaña a la condesa con la romántica imagen de un jinete al que ella confunde con su amado Tristano. Alba acude a su encuentro y Mefisto le arrebata su segunda juventud, como sin duda siempre pretendió. La obra maestra de las películas de divas.
Mefisto concede la juventud a la anciana condesa Alba (Lyda Borelli) a condición de que nunca se enamore. Ella, digna representante de la diva del cine italiano, no puede evitar caer perdida, atormentada y desesperadamente enamorada del joven Tristano (Andrea Habay).
El diablo alemán se da un paseo por Italia casi sin cambiar su imagen característica: Cejas rectas, nariz ganchuda y un manto de un precioso rojo oscuro cortesía del poético entintado. También posee algo de picardía y una crueldad tortuosa rematada cuando engaña a la condesa con la romántica imagen de un jinete al que ella confunde con su amado Tristano. Alba acude a su encuentro y Mefisto le arrebata su segunda juventud, como sin duda siempre pretendió. La obra maestra de las películas de divas.
(Faust, Friedrich
Wilhelm Murnau, 1926, Alemania).
Este fue mi diablo silente favorito hasta que conocí al que ocupa el primer puesto. Jannings da la imagen e interpretación definitivas para Mefisto, el diablo que intenta perder al doctor Fausto (Gosta Ekman): Peinado en punta sobre la frente, cejas rectas, gorro con una larga pluma y un manto de seda oscura; cinismo, canalladas y amargura.
Este fue mi diablo silente favorito hasta que conocí al que ocupa el primer puesto. Jannings da la imagen e interpretación definitivas para Mefisto, el diablo que intenta perder al doctor Fausto (Gosta Ekman): Peinado en punta sobre la frente, cejas rectas, gorro con una larga pluma y un manto de seda oscura; cinismo, canalladas y amargura.
Cómica, elegante y horrible a la vez, la mejor
versión de Mefisto es un icono popular referenciado, imitado, plagiado y homenajeado
pero nunca superado, que hace olvidar el verdadero aspecto de este diablo: Una
gigantesca criatura cornuda cubierta de plumas y pelo negro y provista de alas
incluso más grandes. Un diablo sin rival en una película majestuosa.
01) Ivan Mozzhukhin como el diablo en La Nochebuena
(Notch
pered rozhdestvom, Wladislaw Starewicz, 1913, Rusia).
Durante la noche anterior a la Navidad, un diablo coquetea con una bruja (Lidiya Tridenskaya) y causa algunos problemas menores en una aldea ucraniana antes de recibir su merecido a manos del herrero local (Petr Lopukhin).
Algunos años antes de ser tentado dos veces por el maligno en Satanás triunfante, Ivan Mozzhukhin dio vida al diablo más feo, alocado y simpático del cine silente. Un diablo con cara de cerdo y cuerpo lanudo y cochambroso que se divierte haciendo morisquetas, robando la Luna, dando saltos y giros, y provocando una tormenta de nieve por el solo placer de molestar.
Durante la noche anterior a la Navidad, un diablo coquetea con una bruja (Lidiya Tridenskaya) y causa algunos problemas menores en una aldea ucraniana antes de recibir su merecido a manos del herrero local (Petr Lopukhin).
Algunos años antes de ser tentado dos veces por el maligno en Satanás triunfante, Ivan Mozzhukhin dio vida al diablo más feo, alocado y simpático del cine silente. Un diablo con cara de cerdo y cuerpo lanudo y cochambroso que se divierte haciendo morisquetas, robando la Luna, dando saltos y giros, y provocando una tormenta de nieve por el solo placer de molestar.
Uno de los primeros
grandes trabajos de Mozzhukhin, sin él y sus traviesas diabluras la película
carecería de interés. Definitivamente mi diablo favorito de todo el cine mudo.
Einar Rød como Söfren en La viuda del párroco
(Prästänkan,
Carl Theodor Dreyer, 1920, Dinamarca).
Este diablo emparenta con el de Buster Keaton en Go west al tratarse sólo de una jugarreta. Un joven párroco se ve obligado a casarse con la anciana viuda de su predecesor. Intentando hacerla huir de la casa trata de asustarla disfrazándose de diablo, pero la esposa (Hildur Carlberg) descubre fácilmente la treta: El ridículo disfraz del párroco parece cualquier cosa extraña y grotesca menos un diablo, y no ayuda que se dejara puestos sus propios calcetines.
Este diablo emparenta con el de Buster Keaton en Go west al tratarse sólo de una jugarreta. Un joven párroco se ve obligado a casarse con la anciana viuda de su predecesor. Intentando hacerla huir de la casa trata de asustarla disfrazándose de diablo, pero la esposa (Hildur Carlberg) descubre fácilmente la treta: El ridículo disfraz del párroco parece cualquier cosa extraña y grotesca menos un diablo, y no ayuda que se dejara puestos sus propios calcetines.
Hermosa comedia dramática del maestro danés.
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Este artículo forma parte del especial temático
¡Feliz Halloween 2022!
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