24/06/2022

Brigitte Helm: La vampiresa rebelde

Para el cinéfilo promedio ella siempre será ''la chica de Metrópolis'', la obra maestra de Fritz Lang, sin embargo Brigitte Helm fue mucho más. Mujer inteligente, bella y talentosa, en su breve y no polémico paso por la pantalla estelarizó un puñado de filmes populares y de gran nivel artístico. Estrella indiscutida del cine europeo, principalmente por sus roles de sofisticada vampiresa, su talento y la calidad de sus mejores películas silentes, algunas dirigidas por cineastas de primera línea, hacen de Brigitte Helm una actriz imprescindible y fascinante cuyo trabajo comienza a recibir una justa revalorización. 


Su verdadero nombre era Brigitte Eva Gisela Schittenhelm. Nació en Berlín el 17 de marzo de 1908, siendo la menor de cuatro hermanos. Su padre, un oficial del ejército prusiano, falleció en 1913. Participó como actriz en producciones escolares sin mostrar un interés mayor por la actuación. Le gustaban los temas científicos y modernos, y llegó a plantearse seriamente estudiar astronomía, por entonces una carrera poco usual para una mujer. 
Su madre, consciente de la belleza de Brigitte, pensó que obtendría mejores ingresos en la industria cinematográfica y en 1924 la alentó a tomarse unas fotografías que fueron enviadas a Fritz Lang, por entonces el director más importante del cine alemán. Este la citó a la audición organizada para conseguir a la protagonista de su próximo filme, Metrópolis. Fascinado por el aspecto inaccesible de aquella joven rubia de ojos helados y perfil prerrafaelista, Lang le realizó una prueba de cámara. Eso fue suficiente; el director la hizo contratar de inmediato, firmando con la UFA por diez años a partir de 1925.


El rodaje de Metrópolis fue extenuante y significó un esfuerzo titánico para la joven debutante a nivel actoral, físico y emocional. Lang era un auténtico tirano que trataba a los actores como esclavos. Además de interpretar tres personajes (la idealista María, la falsa María y la Muerte), dos de ellos completamente opuestos, Brigitte tuvo que llevar por horas el pesado y caluroso traje del famoso robot porque Lang insistió en que debía personificarlo por completo. Pero eso no fue todo: Debió balancearse de una cuerda a siete metros de altura, lo que le causó hematomas en el cuerpo y heridas en las manos, y en la escena de la quema del robot su vestido fue alcanzado por el fuego y comenzó a arder. Después de tan dura experiencia Brigitte se negó terminantemente a volver a trabajar a las órdenes de Lang.


Gracias a Metrópolis Brigitte Helm es la primera gran mujer de la ciencia-ficción, sin embargo en su momento la película no tuvo éxito y su costosa inversión -fue la película europea más cara de su tiempo- casi lleva a la bancarrota a la UFA. Este fracaso de taquilla no alcanzó a Brigitte. Su aspecto y actuación llamaron la atención del público y la crítica, convirtiéndose de forma instantánea en una estrella del cine alemán. Deseoso de aprovechar esta fama inesperada, el estudio le dio papeles importantes en películas dirigidas por cineastas talentosos y populares que supieron utilizar con acierto la belleza distante de Brigitte.  
De esta época destacan las siguientes películas:
-En el borde del mundo (Am Rande der welt, Karl Grune, 1927): Magnífico drama pacifista en que una familia de molineros de un país imaginario se ve atrapada entre dos ejércitos en guerra. Brigitte es Magda, la inocente molinera que se enamora de un soldado enemigo. 
-El amor de Jeanne Ney (Die liebe der Jeanne Ney, George Wilhelm Pabst, 1927): Drama revolucionario y detectivesco donde Brigitte interpreta a Gabrielle, una joven ciega cortejada por un hombre vil que planea asesinarla. 
-Crisis (Abwege, George Wilhelm Pabst, 1928): Notable y fascinante exposición del libertinaje y el deseo. Brigitte es Irene, una esposa sexualmente insatisfecha que se plantea la posibilidad de un adulterio.  
-El dinero (L'argent, Marcel L’Herbier, 1929): Implacable retrato de la burguesía de 1928 que sólo vivía para el placer, la bolsa, las intrigas y la feroz explotación de la clase obrera. Brigitte sobresale como la sofisticada y oportunista baronesa Sandorf, opacando por completo a la insignificante protagonista.
-Manolescu (Manolescu - Der könig der hochstapler, Viktor Tourjansky, 1929): Brigitte como la vampiresa Cleo, hermosa villana que seduce y manipula a un hombre interpretado por el gran Ivan Mozzhukhin. 
También debe mencionarse Alraune (Henrik Galeen, 1927), que si bien es una película menor cuenta con una excelente interpretación de Brigitte como la misteriosa y seductora Alraune, otra vampiresa. 

En el borde del mundo (1927).

El amor de Jeanne Ney (1927).

Con Gustav Diessl en Crisis (1928).

Imagen promocional de El dinero (1929).

Con Ivan Mozzhukhin en Manolescu (1929).

Con Paul Wegener en Alraune (1928).

Su trabajo y éxito no disminuyó con la llegada del cine sonoro, aunque sí la calidad de sus filmes. Esto debido a las tensas relaciones de Brigitte con la UFA. La compañía le pagaba muy bien y cuidaba de mantener su estatus de estrella exhibiendo su imagen en revistas y tarjetas postales. No obstante en 1929 Brigitte se mostró harta de las restrictivas clausulas de su contrato -el que dictaba incluso su peso-, principalmente por los roles que comenzaban a imponerle. Tenía sólo 21 años pero el estudio la obligaba a aceptar papeles más adecuados para mujeres de 30, comúnmente frías y crueles vampiresas de una sofisticación desmesurada rayana en lo irreal. Brigitte odiaba este arquetipo; quería interpretar a mujeres reales.  
Cansada de tal situación demandó a la UFA para romper su contrato, pero perdió y el juicio le costó una enorme fortuna. Atada a la UFA, se vio sometida a guionistas y productores que muchas veces la pusieron en películas carentes de la menor calidad artística, tal vez en castigo por haber intentado independizarse. Brigitte contaba con una fama internacional a prueba de malos roles, pero esto no era suficiente para una actriz de su talento e inteligencia.


Su primer talkie fue un remake de Alraune dirigido por Richard Oswald en 1930. Brigitte no deseaba hacer la película pero su contrato la obligó. En esta mediocrísima versión tiene dos roles, el de la sensual y elegante Alraune y el de su viciosa y vulgar madre, pero ni eso consigue dar a la película algo de interés. 
En 1931 volvió a ser emparejada con Gustav Fröhlich, su coprotagonista de Metrópolis, en Gloria (Hans Behrendt), un drama menor que hoy destaca precisamente por tener a las estrellas del clásico de Lang interpretando a un matrimonio en crisis producto del arriesgado trabajo del marido. Otro filme destacable es La Atlántida (George Wilhelm Pabst, 1932), del que también protagonizó las versiones francesa e inglesa. Durante el resto de su carrera filmó versiones francesas de otras cinco películas, dada la enorme fama que poseía en el país galo.
Su último filme de interés fue Oro (Gold, karl Hartl, 1934), una pequeña e intrigante historia de venganza y ciencia ficción con escenarios y máquinas que parecen tributar a Metrópolis. Su glamoroso personaje tiene pocas escenas pero están adecuadamente distribuidas para dar la impresión de ser más. La película fue un éxito internacional e hizo que Hollywood pusiera sus ojos en Brigitte. 

Tarjeta postal promocional de Gloria (1931).

Versión francesa de La Atlántida (1932).

Oro (1935).

Curiosamente en esos años logró obtener algunos papeles realistas. En Gloria es una madre y ama de casa de clase media; en Una de nosotras (Johannes Meyer, 1932) es una hija ilegítima llena de sueños prácticos que se ven en peligro cuando queda embarazada sin estar casada; y en El corredor de la maratón (E.A. Dupont, 1933) es una atleta olímpica. 
Brigitte amaba los automóviles veloces. En 1933 provocó un accidente automovilístico menor y en 1934 otro más grave por el que tuvo que pasar dos meses en prisión. Se dice que los causó de manera intencional para provocar un escándalo que significara su despido de la UFA y que el propio Hitler intervino para que la condena fuera menor. No existe ningún documento de la época que avale estos rumores. 


Ese mismo año Brigitte se divorció de su primer marido, Rudolf Weissbach, con quien se había casado en 1928. En 1935 contrajo matrimonio con el industrial de origen judío Hugo von Kunheim, unión que el régimen nazi consideró una ''contaminación racial''. Aquel año también expiró su contrato con la UFA. Contraria al rumbo de su carrera y a la censura y condicionamiento del cine alemán impuesto por el gobierno nazi, Brigitte decidió no renovar contrato. Desde Hollywood le ofrecieron el rol protagónico de La novia de Frankenstein, pero lo rechazó porque no deseaba trabajar fuera de Alemania. Con sólo 27 años de edad y 10 de carrera, Brigitte Helm dejó el cine para siempre.  
La deriva que estaba tomando Alemania llevó a los Kunheim a exiliarse en Suiza pocos meses después de su matrimonio. Se instalaron en la pequeña y hermosa ciudad de Ascona. Brigitte abandonó la vida pública; tuvo cuatro hijos (Pieter, Victoria, Matthias y Cristoph) y durante el resto de su vida evitó ser fotografiada por la prensa y se negó a conceder entrevistas acerca de su carrera actoral. Visitó Alemania en 1942 y después de la guerra, pero siguió viviendo en Suiza hasta el fin de sus días. 


Hugo von Kunheim murió en 1988, Brigitte le sobrevivió 10 años. Falleció el 11 de junio de 1996 a la avanzada edad de 88 años. Está sepultada junto a su marido en una tumba sencilla en el cementerio de Ascona. 
Alguna vez declaró:
Toda mi carrera cinematográfica me es indiferente. Preferiría ser ama de casa: Cocinar, criar hijos y cuidar de mi marido.
Sin duda alcanzó la felicidad y plenitud al poder dedicarse por completo a lo que realmente amaba, siendo poco probable que mirara el pasado con nostalgia.


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