17/06/2022

El diablo en 5 películas de Méliès

¿Existe algo más espeluznante que una película primitiva de terror? Supongo que sí; el cine primitivo mismo, que me asusta incluso sin tocar el terror. Hay algo tan chocante en esas películas de más de un siglo, algo que siempre me ha perturbado. Quizá su propio atrevimiento y fantasía desbordada; sus escenarios teatrales y planos generales fijos. No lo sé con seguridad, pero nunca he conseguido sentirme totalmente cómoda frente a estas películas. Y pese a todo sigo viéndolas. ¿Por qué? Tal vez por eso mismo, para asustarme. Nos gusta asustarnos y el cine siempre lo supo: Tenía sólo un año de existencia cuando estrenó la que hoy es considerada oficialmente como la primera película de terror, La mansión del diablo.
El creador de esta pequeña película fue Georges Méliès, el mago que convirtió las llamadas "imágenes en movimiento" en un espectáculo rebosante de fantasía y sorprendentes efectos especiales; el mismo que creó la ciencia ficción cinematográfica. 


El género y tema de la película no fueron una excepción. A lo largo de su carrera Méliès filmaría muchas historias de terror, varias de ellas protagonizadas por el diablo. Se trata de películas que sorprenden por su enorme imaginación y competente trucaje, pero también por sus historias osadas y "diabólico" humor. Han pasado más de cien años desde su lanzamiento y siguen atrayendo la atención. ¿Es posible que alguna vez Méliès deje de  hacerlo? Espero que no.
En orden cronológico, estas son las cinco mejores películas de Georges Méliès protagonizadas por el diablo.
 
1) La mansión del diablo
(Le manoir du diable, 1986).
La primera película de terror de la historia es una fantasía oscura donde un caballero y su sirviente arriban a una casa habitada por el diablo. Este los somete a distintas bromas pesadas que aterrorizan de tal manera al sirviente que el pobre tipo acaba por suicidarse arrojándose de un balcón. Mejor suerte tiene el caballero, que consigue repeler al Maligno enfrentándolo a una cruz.
Con más de tres minutos de duración, La mansión del diablo es casi un largometraje para su tiempo. Este se distribuye de modo muy racional, haciendo que nunca decaiga el interés. La película contiene muchos elementos usuales en el terror: Murciélagos, esqueletos, gnomos, brujas, el caldero infernal, una seductora. Aunque lo mejor son las transformaciones del diablo; de murciélago pasa a elegante diablo barbudo, y de esqueleto a murciélago otra vez. Y claro, el esqueleto es simplemente adorable.



2) El diablo en el convento
(Le diable au convent, 1899).
El diablo se presenta en un convento y hace todo tipo de perrerías. Estas alcanzan su cenit en una fiesta con diablillos, diablas y una rana gigante que el diabólico intruso utiliza como montura. Nadie consigue expulsar al malvado visitante, ni siquiera el abab, así el arcángel Miguel llega a encargarse de él.
Méliès ya había demostrado su capacidad para la crítica y la denuncia en El caso Dreyfus (1899), y sin duda compartía el sentimiento anticlerical desarrollado durante el famoso proceso, por lo tanto l
as muchas maneras en que el diablo (interpretado por el propio Méliès) engaña y molesta a monjas, monjes y sacerdotes (¿un convento mixto?) caerían dentro de la sátira.

 

3) El diablo gigante o El milagro de la Virgen
(Le diable geant o Le miracle de la Madone, 1902).
En la Venecia del Renacimiento, una dama despide a su galán tras una romántica serenata de laúd en su balcón. La alegría de la enamorada mujer da paso al horror cuando en su elegante habitación aparece el diablo. El malvado corta su fuga poniendo una reja de hierro en el balcón, y enseguida inicia un desmadrado baile cuyos alocados movimientos hacen que vaya aumentando de tamaño. Como esto es tan aterrador, una estatua de La Virgen cobra vida y expulsa a la infernal criatura.
Los gestos con que la dama demuestra estar enamorada son tiernos e inocentes. En contraste, el baile del horrible diablo, con movimientos tan ridículos como graciosos, es una locura que no desentonaría para nada en una coreografía moderna. A tomar nota los bailarines.



4) Los tesoros de Satán
(Les trésors du Satan, 1902).
Un hombre intenta apoderarse del dinero de Satán, guardado en seis bolsas puestas dentro de una caja. La caja y las bolsas dan bastante resistencia y hasta unas diablas con lanzas prestan ayuda. El final el frustrado ladrón acaba presumiblemente muerto mientras el dinero no sufre menoscabo.
El sentido de la historia se me hace ambiguo: ¿Una advertencia a los ladrones o a los ambiciosos sin escrúpulos? No estoy segura, sin embargo no me fiaría de esas bolsas con dinero que se mueven por sí mismas tentando al robo.
 


5) El diablo negro
(Le diable noir, 1905).
Un diablo negro con calzas grises y barba blanca pretende usar la cama de un hotel para dormir con clase. La sorpresiva llegada de un huésped da inicio a una frenética lucha por la posesión del dormitorio. El diablo mueve los muebles, multiplica las sillas y por último provoca el incendio del mosquitero. Los dueños del hotel culpan al cliente y lo echan, con lo que el diablillo puede por fin hacer uso de la cama.
Terror no hay, pero si comicidad. Lo más divertido es la paciencia inicial del hombre, primero intentando guardar su chaqueta en una cómoda que cambia de lugar a capricho, y luego deshaciéndose de una silla que es reemplazada por otra en cuanto la levanta. No creo que muchos pudieran resistir tanto. Yo echaría a correr al primer movimiento sospechoso de los muebles.   



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