Al momento de decidirse a vestir como una mujer de los años veinte aparece la inevitable pregunta: ¿Cómo era la verdadera ropa femenina de esa época? Pregunta sencilla con respuesta compleja.
No existe la "verdadera" ropa de mujer de los años veinte, como tampoco la verdadera ropa de mujer de los años sesenta ni de los ochenta ni de los dos mil ni... En fin. Cada década de la Historia ha ostentado estilos de vestuario que se modifican a lo largo de los años. Contra lo que pudiera pensarse, el ansia de novedad no es la razón principal de tales cambios. Las necesidades, intereses y recursos de la gente, el desarrollo social, la política y los avances científicos son los que originan la transformación del vestuario.
No hay un traje de los años veinte, sino muchos. Tomen como ejemplos estas fotografías de la época:
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| Propuestas de vestidos para la noche. |
Entonces disponemos de variadas opciones de vestuario, sólo queda elegir a gusto; no hay excusa para usar un vestido falseado a la hora de querer lucir como una mujer de los años veinte. Por si no quedó claro, acá lo explico mejor:
En los ultimos años ha prosperado toda un área dedicada a la venta de artículos del siglo XX, ropa incluida. Las imitaciones conforman un ámbito propio en este mercado de las "antiguedades", uno accesible a casi cualquier comprador. En muchos casos se trata de adaptaciones, como estos bonitos modelos de vestidos:
¿Pero que es un lindo vestido sin el peinado correcto? El cabello en corte bob se presenta como la primera opción -y la más obvia- pero definitivamente no es la única. No todas las mujeres cortaron su cabello (¡bravo por Mary Pickford y Lillian Gish!); algunas prefirieron atarlo en coleta o recogerlo contra la cabeza con peinetas y diademas.
De todas formas el cabello corto no es sinónimo de una mujer de la Era del Jazz, para eso es necesario darle estilo: Ondularlo u alisarlo; fijarlo sobre la frente y las orejas; dejarlo con flequillo recto o sólo un pequeño mechón ondulado; largo hasta la mejilla o el cuello. Algunas opciones:
El maquillaje es quizá lo más difícil -Nunca lo he intentado-. La piel del rostro se lleva pálida y sin marcas, cual porcelana fina, y con polvos traslúcidos. Algunas mujeres se aplicaban círculos de colorete rosado en las mejillas, aunque no era lo más usual.
Las cejas son finas, rectas largas y van caídas y pintadas de negro. Los ojos se agrandan y redondean con un sombreado ahumado, delineador y máscaras de pestañas en tonos oscuros.
Los labios se pintan en tonos de rojo y granate, gruesos en el centro y finos hacia las comisuras.
Ya tenemos reunidos todos los elementos necesarios para componer un buen atuendo femenino de los años veinte, ahora sólo hay que atreverse a armarlo. Yo aún no lo hago, sólo he adaptado algunos peinados, sombreros y turbantes:
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