¿De que manera inició todo? ¿Cuándo comenzó la gente a ir a las playas a bañarse en el mar por pura diversión? ¿Cómo se convirtieron los baños de mar en un acto social y recreativo asociado a la higiene, el deporte y la salud?
Todo se remonta al siglo XVIII y al rey Jorge III de Inglaterra. Este monarca sufría de un raro tipo de demencia que, entre otras recetas, se intentó tratar con baños de mar.
Debemos tener presente que antes la gente sólo daba caminatas por las orillas del mar; bañarse o nadar en él se asociaba a las clases bajas (pescadores, recolectores de algas, ciertos artistas). Recién a inicios del siglo XVII, cuando los médicos de las clases pudientes empezaron a recetar baños de mar para curar todo tipo de enfermedades -desde la lepra a la melancolía- aparecieron los balnearios modernos. Estos no se popularizaron hasta finales del siglo XVIII gracias al mencionado Jorge III: En 1789 el rey visitó la playa de Weymouth por consejo de sus médicos. Su presencia atrajo la atención pública y pronto muchos estaban entrando al agua sin necesidad de un "baño curativo". Desde ese momento la gente comenzó a tomar baños de mar por diversión, aunque todavía no existían los bañadores o trajes de baño.
Mientras algunos afirman que los primeros chapuzones se realizaban con la misma ropa de uso diario, otros aseguran que no se utilizaba ropa alguna, razón de la segregación sexual de los baños. Esto último parece poco probable y lo único seguro es que el traje de baño mismo nació a mediados del siglo XIX como una derivación de la llamada "ropa para la costa" usada por los visitantes -o pacientes- de los balnearios.
Estos protobañadores de lana o algodón eran pesados y nada prácticos; cubrían casi todo el cuerpo y se complementaban con sombreros, pañuelos y sombrillas para evitar el toque del sol, pues la piel bronceada se consideraba un signo distintivo de las clases bajas.
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Figurines de trajes de baño victorianos; 1860-1870 aprox. |
Alrededor de 1760 aparecieron los carritos de baño, una especie de vagón utilizado como cabina de vestuario femenina que descendía hasta el nivel del agua a tiro de caballo. Así las bañistas evitaban las miradas masculinas.
Usados hasta la primera década del siglo XX, los carritos de baño fueron abandonados paulatinamente al cambiar las costumbres con el fin de la rígida Era Victoriana. Olvidados en las playas, muchos acabaron reconvertidos en vestidores.
La Era Victoriana finalizó con pocos cambios en el diseño del traje de baño. Seco era pesado y caluroso, mojado pesaba más y tardaba demasiado en secarse, pero se acortaron un poco las mangas y perneras. La verdadera revolución vendría con el nuevo siglo.
El siglo XX se inició con una serie de cambios que tuvieron repercusiones en todos los ámbitos de la vida. En el vestuario, las mujeres abandonaron el corsé y las faldas de telas rígidas y pesadas que cargaran desde el medievo; las mangas se acortaron y el zapato se hizo visible. El traje de baño eduardiano característico, oscuro y de corte marinero, se impuso por años.
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Y para los hombres, el famoso y menos incómodo bañador de rayas. |
La real evolución del traje de baño femenino se debe en gran medida a la nadadora australiana Annette Kellermann. Firme defensora de la salud física, Kellerman aborrecía el corsé y abogó por un traje de baño pequeño, de una pieza y práctico para la movilidad. En 1909 se presentó en la playa Revere de Boston con uno de mangas cortas y pantalones a la altura de la rodilla. Causó tal impacto en la pacata sociedad estadounidense que fue arrestada por indecencia, pero su diseño se popularizó y acabó creando su propia línea de trajes de baño. Annette Kellermann llegó a ser escritora, actriz, inventora del nado sincronizado, empresaria... mas siempre se la recordará por impulsar la creación del traje de baño moderno.
Durante la Gran Guerra y después el traje de baño siguió simplificándose, aunque el estilo de Annette Kellermann todavía estaba lejos de predominar. Fue una época de cambios, experimentación y contrastes. Aparecieron escotes, tirantes, cortes sobre la rodilla y trajes de una sola pieza; algunas bañistas abandonaron las medias.
Los años 1920-1930 intentaron romper con todo: La piel bronceada se convirtió en símbolo de vida deportiva al aire libre, y el traje de baño se amoldó a las nuevas necesidades de comodidad. Apareció el bañador de una pieza, sin mangas, con escote amplio y cubriendo sólo medio muslo. Las medias se rebajaron, acabando por desaparecer. Se incorporaron motivos marineros, geométricos y florales. El sombrero se simplificó y reemplazó con una poñoleta.
Fotografías y películas del periodo documentan la simplificación del traje de baño, consecuencia natural del cambio en las costumbres sociales y la mayor libertad de la mujer. Sin embargo, los policías que vigilaban la costa a veces molestaban a las bañistas por lo corto de sus trajes.
En la actualidad, la falta de modelos culturales sólidos ha impedido la aparición de estilos a largo plazo. Proliferan los extremos. En ciertos ambientes el bañador casi ha desaparecido; en otros hay un retorno a las exageraciones tipo bathing beauties, aunque con menos tela y mayor vulgaridad; y, por último, un sector no menor está optando por modelos más clásicos.
Definitivamente, el traje de baño seguirá cambiando junto con la sociedad
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