Un día como hoy, 28 de diciembre, pero en 1895 los hermanos Lumière presentaron ante un público de 35 personas un invento que cambiaría la historia: El cinematógrafo.
Aquella fue la primera exhibición cinematográfica comercial; un momento que muchos calificarían de "mágico" por su desconocimiento del fenómeno de la persistencia retiniana: La proyección de 24 fotografías por segundo engaña al ojo humano, capaz de procesar en ese lapso sólo 10 o 12 imágenes. La rápida secuencia de tantas crea la ilusión del movimiento. Sí, el cine realmente es una ilusión.
Han pasado 128 años desde aquella proyección en el Salon Indio del Gran Café de París. Muchas cosas han cambiado desde entonces, mas no la fascinación por el cine.
Auguste y Louis Lumière no previeron las posibilidades de su invento; lo abandonaron pronto para centrar su trabajo en el desarrollo de la fotografía. Acrecentaron el ya muy lucrativo negocio familiar iniciado por su padre, el fotógrafo Antoine Lumière, llegando a crear la fotografía a color.
Otros pioneros retomaron y continuaron la labor de los Lumiére con el cinematógrafo, pero ellos dos, al filmar, publicitar y vender su trabajo, crearon lo que hoy llamamos Cine.
En más de un siglo de historia, el cine nos ha llenado de imágenes que forman parte de nuestra cotidianidad; nos ha maravillado, entretenido y emocionado. ¡Que siga siendo así por muchos años más!
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